Capítulo 9: "Resolviendo dudas"

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Una joven de cabello negro escuchaba atentamente lo que un joven de cabello desordenado le decía.

¿Qué te parece mi idea?, ¿me ayudarás para poder tener un tiempo a solas con Sanae?, y así poder averiguar porque finge no conocerme, decía Tsubasa.

Tsubasa quisiera poder apoyarte, pero mañana me es imposible, respondía Narumí.

¿Por qué?, decía Tsubasa.

Mañana quedamos en reunirnos con los encargados de la construcción del proyecto de Disney Word Japonés, respondió Narumí, haciendo una pausa para agregar: por lo visto lo olvidaste.

La verdad si, dijo Tsubasa sonriendo.

Ya sabes cómo es el señor Okashi, cuando pone una fecha en esa fecha tiene que ser, agregaba la joven.

Sí, es cierto, decía lamentándose Tsubasa.

No te preocupes, iré yo, en tu representación junto a tus socios, ellos ya están enterados de la reunión, tú sigue con lo que tienes planeado, agrego Narumí.

¡Gracias Narumí! ¡gracias por siempre apoyarme! dijo Tsubasa, haciendo una pausa para agregar: Pero necesitare llevar a alguien, le dije que sería una reunión con nuestras asistentes, ya que son parte de nuestro equipo de trabajo.

No te preocupes por ello, lleva a Yukari, respondió Narumí.

A Yukari, decía pensativo Tsubasa.

La chica nueva que contrate, respondió Narumí.

Bien, dile que ella irá conmigo mañana, dijo Tsubasa, al tiempo que la puerta de la oficina sonó.

Toc toc toc

Adelante, pronunció Narumí.

Señorita Narumí, señor Ozora, ¡buenas noches! decía Manabu, tras entrar a la oficina, al tiempo que acotaba: Le traigo el balance que me pidió.

Bien, ¡gracias! déjalo en la mesa, respondió Narumí, haciendo una pausa para agregar: Dile a Yukari que venga.

Minutos después:

Con su permiso, decía Yukari, mientras entraba a la oficina.

Yukari, mañana acompañarás al señor Ozora a una reunión de negocios en mi representación..., pronunciaba Narumí, mientras Tsubasa permanecía en silencio.

En tanto:

Una castaña que estaba fuera de un hotel, veía detenerse a un auto en la acera, a los pocos segundos, un joven de porte atlético bajo del mismo.

¡Hermosa Sanae! ¡Gracias por aceptar mi invitación! decía Kanda, mientras se acercaba a la castaña, para saludarla con un beso en la mejilla.

La castaña no respondió nada, solo sonrió con calidez.

Luego de algunos segundos el par de jóvenes caminaron hacia un auto y lo abordaron.

Tiempo después:

Eres muy callada, decía Kanda, mientras bebía una copa.

Lamento no ser buena compañía, respondió la castaña.

No, yo no he dicho ello, es más tu silencio es hermoso, pues el solo verte y oír tu respiración me da una sensación de tranquilidad que nunca había experimentado, decía Kanda.

¡Gracias por tus palabras son muy lindas! respondió la castaña.

Sanae, háblame de ti, yo ya te conté mucho de mí, decía Kanda.

"LA RAZÓN"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora