Capítulo 1: La entrevista

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El sol hace rato que entraba por la ventana de la habitación acompañado de una suave brisa primaveral, ella seguía acostada con la mirada fija en el techo. Hasta que una alarma hizo que girase la vista hacia su móvil en la mesita de noche, alargando el brazo lo cogió para ver que le indicaba que hoy era el día de su entrevista de trabajo. Sería su nuevo trabajo, no podía permitirse el lujo de estar más en el paro porque el dinero se le estaba acabando y no tenía a nadie a quien pedir ayuda, solo ella. Al incorporase en la cama vio su reflejo en el espejo que había en la esquina de la habitación y lo que vio era solo un despojo de persona ojerosa con la mirada triste y perdida. Pero era ella, nada quedaba de aquella chica rubia con ganas de vivir y disfrutar de la vida, esa chica murió hace mucho tiempo y solo quedaba aquel despojo humano que le devolvía la mirada a través del espejo. Suspiró y salió de la cama para darse una ducha rápida, aun tenía tiempo suficiente para tomar un café antes de salir para la entrevista.

Una hora después entraba por las puertas principales del enorme edificio acristalado que resaltaba en la ciudad de forma elegante, en él había de todo, desde apartamentos lujosos y restaurantes, hasta un cine no muy grande que ocupaba toda una planta. Precisamente ella tenía una entrevista en la nueva cafetería del piso 22, hacía tiempo que veía publicidad por toda la ciudad anunciando el día de la inauguración, así que cuando vio que necesitaban personal no lo dudó ni un segundo porque de todas formas no tenía nada que perder, estaba en paro y no podía ponerse quisquillosa. Aunque ya contaba con el rechazo, porque quién querría un despojo humano como ella que le sirviese un carísimo café por muy impresionantes que fuesen las vistas de la ciudad desde la cafetería. Y sin más entró por aquellas puertas dirección a los ascensores hasta el piso 22. Al abrirse se sorprendió bastante porque daban directamente a la cafetería, y no solo eso, sino que todo estaba decorado al estilo vintage con varias mesas esparcidas por la sala, solo algunas decoraciones en tonos pastel rompían con el diseño pero resultaba un espacio acogedor y por qué no hasta romántico.

- Señorita... Está cerrado hasta dentro de unos días que es la inauguración.- Una chica unos años mas joven que ella estaba paraba detrás de un mostrador de cristal decorado con bolas de colores pastel.- ¿Señorita?.- Los ojos verdes de aquella chica la observaban de arriba abajo con incredulidad.- No puede estar aquí, por favor. Márchese.
-Umm... Vengo a una entrevista para camarera de la cafetería.- La chica la observó detenidamente como si ella no encajase en ese elegante lugar.- Me llamo Samanta Blanco y tenía la entrevista a las 9.
-¡Claro!- Contestó con una sonrisa cínica.- Sígame por aquí. El jefe acaba de terminar con otra candidata al puesto.- Ambas se adentraron por la sala donde había gente moviéndose por todos lados con cosas, gritando y un poco alterados.- Espere aquí.- La chica entró por una puerta dejando a Samanta sola unos minutos. Al salir volvió a mirarla de arriba abajo hasta que la miró a los ojos.- En unos minutos la llamarán.
Sin más se fue dejando nuevamente a Samanta plantada ante aquella puerta caoba y el ruido de la gente que movía el mobiliario de un sitio para otro.- Realmente es un sitio muy elegante para tomar café, me encantaría poder venir aquí pero seguro que no podría permitírmelo.- Pensó para sí misma. Hasta que una voz a través de la puerta llamándola la trajo de vuelta. Un poco nerviosa entró al pequeño despacho improvisado en un almacén lleno de estanterías con platos muy extravagantes y de pinta delicada. El hombre que estaba sentado detrás de una mesa ni siquiera la miró al entrar, seguió mirando los papeles que tenía delante de él, buscando sin duda el curriculum de Samanta.

-Por favor, siéntese mientras busco su currículum y hablaremos de su experiencia previa.- A Samanta esa voz le resultó familiar pero no dudó en hacer lo que le pidió. Solo cuando estuvo a su altura pudo reconocerle y con él todos los recuerdos se agolparon en su mente paralizándola en el acto en aquella silla. Cuando pudo reaccionar para salir instintivamente de allí él alzó la vista mirándola a los ojos con el currículum suyo en las manos.

Enfrentándose al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora