Capítulo 11: Una cena.

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Fotos, datos del hotel, bocetos y contactos formaban parte de toda la información que Samanta había conseguido reunir hasta el momento y estaban esparcidos por todo el salón. Toda su concentración estaba en terminar  el último boceto para la fiesta de máscaras del hotel cuando su teléfono empezó a sonar en algún punto de la mesa donde se encontraba una enorme pila de fotos.

-¿Diga?.
-Sam soy Javier. ¿Estás en casa?.
-Sí, estoy terminando de hacer unos bocetos para la fiesta del hotel.
-¿Vais a hacer una fiesta?.
-Es una fiesta de máscaras para promocionarlo.
-Me parece una buena idea. Por cierto, ¿me podrías abrir la puerta?.

Los nervios recorrieron la columna de Samanta de arriba abajo. De un salto corrió a la habitación para mirarse al espejo y lo que vio la puso aún más nerviosa, su pelo estaba recogido en un moño casi deshecho y llevaba un jersey muy usado. Pero ya no tenía tiempo de arreglar nada ni de cambiarse de ropa. Con las manos sudorosas abrió la puerta encontrándose con la cara sonriente de Javier.

-Hola de nuevo.
-Hola Javier.- Las mejillas le ardían.- Pasa.
-Veo que no has perdido el tiempo.- Miraba todos los papeles esparcidos.- Recuerdo que cuando estudiábamos también hacías esto cada vez que recopilabas información. No has cambiado nada.
-Espero que todo me salga bien.
-Seguro que sí.- Los ojos de Javier buscaron los de Samanta.- Conociéndote me imagino que no habrás comido en todo el día.
-La verdad es que estaba nerviosa y no me entraba nada. Después llegué y me puse con el proyecto. Ni siquiera sé la hora que es.
-Pues la hora de cenar. He reservado mesa en el restaurante de aquí cerca, tenemos tiempo por si quieres cambiarte o algo.
-Dame un minuto.

El agua fría recorría su cuerpo pero no conseguía rebajar el calor que emanaba de el. Las piernas le temblaban y sus manos le picaban, le gustaba esa sensación y sabía muy bien a qué se debía. Deseaba a Javier, quería que fuese él quien bajase por su cuerpo como lo hacía el agua pero la realidad le golpeó de nuevo.-Él solo es un amigo, nunca sentirá nada por mí y mucho menos desearía tocarme, al menos no con este cuerpo.- Salió de la ducha y se vistió con lo mejor que encontró. No había mucho donde elegir, así que se declinó por la falda negra y la blusa blanca que usaba para las entrevistas de trabajo. Recogió su pelo y se atrevió a maquillarse un poco, echó el último vistazo al espejo y salió de la habitación.

-Buenas noches Señor Velencoso, su mesa de siempre está preparada.
-Estupendo por que nos morimos de hambre.- Javier guió a Samanta hasta la mesa donde comieron la última vez.
-¿Qué desean beber los señores?.-El camarero les entregó las cartas y esperó para tomar la nota de las bebidas.
-Una copa de vino tinto estaría bien.
-Entonces tomaré lo mismo.- Javier cogió su carta y empezó a leerla.- No sé para qué miro la carta si sé que voy a pedir lasaña.- Se encogió de hombros mientras se reía.
-Creo que pediré lo mismo, la última vez que vinimos tenía muy buena pinta.

El camarero se acercó con las copas de vino y tomó el pedido de la comida, dejándolos nuevamente en un silencio incómodo.

-Entonces una fiesta de máscaras...Me gusta la idea, hace muchos años que no hacemos una fiesta en el hotel.-Tomó un sorbo de su copa.-¿Cuándo sería?.
-Aún no lo sé. Mañana cuando le presente los bocetos a Carlos pondremos la fecha, pero será dentro de poco. Más que nada porque la fiesta es solo un acto de visualización y el proyecto en sí es otro. Hemos acordado renovar la publicidad de la web para atraer a gente más joven, con fotos y un anuncio.
-Llevo algún tiempo pensado lo mismo pero estoy bastante ocupado con las otras empresas. Cuando seas mi asistente me ayudarás y podré disponer de algo más de tiempo.-La miró a los ojos.-Y menos mal porque si no, no estaríamos aquí ahora.
-¿Qué quieres decir?.-Javier suspiró sonoramente.
-Lourdes quería hacerse cargo de las entrevistas. Si se lo hubiera permitido ahora tendría un grupo de modelos que no sabrían hacer nada, más pendientes de sus redes sociales que del trabajo.
-¿Estás insinuándome algo?.- Samanta arrugó su nariz sin disimulo.
-Ehh... Ohhh.¡¡¡NO!!!!.¡¡¡No estoy insinuando nada!!!. Y menos de ti...- Bebió su copa de un trago, mientras se oía una gran carcajada frente suya.
-Si te vieras la cara ahora mismo.- No podía parar de reír frente a Javier.-Casi te ahogas con el vino.
-¿Te parece gracioso?. Si muero nunca tendrás un jefe mejor que yo.
-Perdona por reírme pero no lo pude evitar.
-Vaya ahora necesito más vino. ¿A caso quieres que beba más de la cuenta por alguna razón?.- Ambos se quedaron callados mirándose unos segundos hasta que el camarero llegó con su pedido.- Lo de antes era solo una broma.-La cena transcurrió con tranquilidad mientras seguían hablando del trabajo y del proyecto del hotel.

Enfrentándose al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora