Capítulo 9: Una invitación.

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Durante todo el rato que estuvo allí intentaba mantenerse lo más alejada de Lourdes que podía, no quería que aprovechase la oportunidad de estar al mando para que volviera a increparla. Pero poco podía hacer, se paseaba por todo el salón echándole miradas de reojo y muescas de asco. Por suerte el trabajo no duró más de un par de horas en las que estuvo muy entretenida hablando con sus compañeros que resultaron ser muy agradables. Poco después de terminar Lourdes se acercó a preguntarles.

-Si habéis terminado podéis iros ya, aunque tú Samanta deberías ir a ver si Vanesa necesita ayuda con los baños.- Con un risa burlona giró sobre si misma y se fue de nuevo al almacén dejándolos desubicados a los tres.
-¿No se supone que nos podíamos ir cuando terminásemos los trabajos asignados?.-Juan se giró a los demás para ver sus caras.
-Bueno lo ha ordenado ella así que no me queda otra. Nos vemos mañana por la tarde.-Con resignación se marchó hacia los baños donde estaba Vanesa.

Al llegar vio a la chica agachada en el suelo del baño de mujeres quitando algunas manchas de pisadas resultado de la fiesta de la inauguración de ayer. Cuando se percató de su presencia levantó la vista dejando ver sus preciosos ojos verdes.

-Hola me han dicho que venga a ayudarte.
-Puff pues aquí hay trabajo porque parece que ha pasado un huracán. Ahí hay algunos trapos que puedes coger, aún me queda el baño de hombres que por lo que he visto está bastante mal.-Samanta asintió y se fue con las cosas al baño de hombres para continuar con la limpieza.

Cuando terminaron los baños se dirigieron al salón para ver como Lourdes hablaba animadamente con Carmen que reía a cada uno de sus comentarios. Al verlas su cara mostró nuevamente su expresión fría que siempre le mostraba a Samanta.

-¿Habéis acabado ya?.-Ambas asintieron.-Bien. Samanta ya sabes que hacer en la cocina. Vanesa recoge las cosas y vete a casa.-Así sin más siguió hablando con Carmen que nuevamente se reía con los comentarios de Lourdes.
-Yo podría ayudarla también no tengo nada que hacer.
-¿Tú te llamas Samanta?.-Vanesa negó con la cabeza, tampoco quería estar en el punto de mira de su encargada. Sin más se marchó para guardar las cosas. Samanta por su parte se giró para dirigirse a la cocina.

Ya en la cocina se encontró con las chicas que hablaban animadamente sobre la inauguración y como les hubiera gustado asistir. Por un momento se quedó observándolas y se preguntó si ella era la única de los camareros que trabajan aquí que asistió a la fiesta.

-¡Hola! Tú eres Samanta. ¿Querías algo?.-Ella dio un respingo al escuchar a la chica que estaba más cerca de ella.
-Sí. Lourdes me envía para ayudaros.- "Más bien se lo exigió".
-Pues una vez que terminemos esto queda solo el suelo y quedará todo terminado.
-Entonces iré limpiando el suelo por donde ya está limpio, así nos iremos antes las 3.

No pasó mucho rato fregando cuando las chicas ya terminaron su trabajo y decidieron esperarla en el salón para salir todas juntas. Samanta estaba mirando el cubo de la fregona cuando Javier entró en la cocina para comprobar si todo estaba en orden y para su sorpresa se encontró con ella.

-¿Qué haces aquí?.
-Terminando de fregar el suelo de la cocina.
-Te dije que cuando terminases de limpiar las mesas y ordenarlas te podías ir a casa.

Samanta no sabía que contestarle más ahora que se había enterado que Lourdes era su prima. Si le decía que ella era la que se lo había ordenado estaría en problemas y no quería estar así con ella. Además aunque se lo dijera no la creería.

-¿Samanta?.-Ella seguía fregando el suelo.-Me vas a contestar.
-Cuando terminé de las mesas me acerqué a la cocina por si necesitaban ayuda. No te preocupes ya solo queda esto y me podré ir.
-Entonces te esperaré en el salón quiero enseñarte una cosa.

Enfrentándose al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora