El aliento de Jorge le rozaba la cara y sus narices casi se tocaban de lo cerca que estaban. Aunque quería no podía evitar estar completamente rígido ante su presencia por la intensidad con la que lo miraba. Era paralizante e intimidaba solo con hacerlo, a estas alturas entendía por qué Samanta nunca había hecho nada por escapar de la situación en la que estaba y sufrió durante tantos años.- Te diré lo que va a pasar a partir de ahora, aunque me temo que a ninguno de los dos os va a gustar...
-¿Qué pretendes hacer...?.- Tenía que admitir que estaba asustado. Su voz sonaba entrecortada y no pasó desapercibido para ninguno de los presentes, lo que provocó su risa.
-Verás...,me resulta hasta divertido tenerte así...El gran hijo...El hombre rico de negocios que se ve envuelto en esta historia solo por no soltar a la mujer, que dicho de este modo le pertenecía a otro y de la que se ha encaprichado.- Con un rápido movimiento sacó de la parte de atrás de sus pantalones un enorme cuchillo y se lo pasó por la cara hasta el cuello. Javier tensó aún más su cuerpo. Todos miraban aquella escena pero él solo estaba pendiente de una persona. Samanta tenía la miraba vacía y eso era lo que más temía.- No puedes tenerlo todo en esta vida.- La carne de su estómago le ardía a medida que el cuchillo se hundía lentamente en él; por su mente pasaban cientos de imágenes pero en ninguna de ellas había sido feliz hasta que antes de perder la consciencia de nuevo entornó los ojos hacia Samanta. Su vida con ella había sido forjada en una mentira pero daba cada día las gracias por haberla podido vivir.- Bueno ha resultado bastante fácil.- El cuerpo de Javier calló inmóvil junto a él.- Aunque no sé si ha merecido la pena perder mi gallina de los huevos de oro solo por cobrarme esta falta de respeto.- Se miró las manos llenas de sangre y se acercó al cuerpo del que era su amigo para limpiárselas en su camisa.- Ahora que lo pienso...Se ha perdido mi explicación...Debería haber empezado por ¨no vais a salir de aquí con vida¨ pero no he podido resistirme cuando lo vi...
-¡¡¡¿Qué has hecho?!!!.- Érika estaba furiosa mientras se acercaba a Samanta que permanecía ausente y con la mirada perdida.
-Deja de mentir...No engañas a nadie actuando de esa manera por lo que acaba de suceder...- Ambos se miraron. Hasta que Érika rompió el silencio con una sonora carcajada.
-Solo lo quería por lo que podía darme, nunca me llegó a gustar ni siquiera le tenía cariño...- Lourdes sollozaba al otro lado de la habitación viendo el cuerpo de su primo tendido en el suelo.- ¿Qué piensas hacer con ella...?.-Mientras miraban a Samanta de reojo.
-No soy hombre de segundo plato aunque pensaba divertirme una última vez, pero mírala...En el estado en el que está me da asco...- Se acercó a ella y se puso a su altura cortando su visión.-Tú qué dices Pequeña Zorra...Nos divertimos una última vez...- Le cogió la barbilla tirando fuertemente de ella mientras la observaba.- Lourdes desátala y llévatela arriba al sofá de la sala de estar y espera allí con ella hasta que yo suba.- No se había movido desde que entró en aquella habitación, ni había dicho nada. Estaba paralizada mirando en cuerpo de Javier inmóvil en un rincón.- ¡Lourdes!.
-¿Sí?.- Por fin reaccionó.
-Llevaba arriba a la sala de estar y espera allí hasta que vaya.- Estaba irritado por tener que explicarle de nuevo las cosas.
-¿Qué piensas hacer....?.-Tenía miedo pero sabía que estaba en peligro si desobedecía a cualquiera de sus peticiones.
-De verdad vas a perder el tiempo con ella en vez de terminar con esto rápido...- La ira que desprendía estaba casi desbordada y su respiración empezaba a agitarse.- Este no era el plan. Ni siquiera el apuñalarle estaba hablado. El plan era atarlos en este sótano y después prenderle fuego al edificio... Yo he cumplido con todo hasta ahora, es el momento de que tú lo hagas.
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Enfrentándose al pasado
RomanceAño tras año Samanta Blanco ha pasado desapercibida viviendo una vida tranquila y sin llamar la atención de nadie. Hoy es el día de su cumpleaños, pero de lo que debería ser una nueva etapa en la vida se convierte en un encuentro con el pasado del q...