Capítulo 10: Primer día.

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Al llegar había un grupo de gente dando vueltas por todo el local con bandejas llenas de dulces, deduciendo por su atuendo que eran los pasteleros que Javier había contratado. Lourdes estaba parada junto a él riendo y haciendo comentarios a cada orden que se daba hasta que su mirada reparó en ella.

-Querida llegas pronto.-Su sonrisa ya era habitual. Al oír eso Javier se dio la vuelta para ver en la dirección que miraba su prima.
-¡Samanta!. Ven acércate quiero que veas como quedará todo para mañana.
-Hola.- Al acercarse a ambos Lourdes la observó de arriba abajo haciendo que Samanta se encogiera de hombros.- Son todos muy bonitos y seguro que están deliciosos.
-Lo están querida, mi primo no ha reparado en gastos.-Acercándose a ella para susurrarle al oído.-Así que ni se te pase por la cabeza comerte uno solo de ellos porque será lo último que hagas en este sitio.
-Bueno ya están todos colocados. De que lleguen los demás nos pondremos a reponer neveras y demás para mañana.- Ambas le asintieron.-Bueno Lourdes te puedes ir por hoy, ya sabes lo que hacer mañana. De que terminemos te acompaño a tu casa y de camino si quieres podemos cenar.-Esta vez se dirigió a Samanta dejando a un lado a su prima que arrugaba la nariz mirándola.
-¿A cenar?.¿Solos?.-La cara de Lourdes era un poema.-Yo también voy, es decir, si no te importa querido primo.
-Ehhh...A mi no me importa si a Samanta le parece bien.-La cara con la que la miraba esperando su respuesta era de auténtico odio.
-No puedo hoy estoy preparando el proyecto del hotel.- ¿Qué le pasaba con ella?. Ni siquiera la conocía para que le hiciera todo este desprecio.
-Entonces otro día.

El resto de la tarde transcurrió de forma tranquila desde que Lourdes se marchó no sin antes formar un berrinche desorbitado delante de todos por no seguir el orden de trabajo que ella había trazado. Todo quedó listo para el día siguiente que era la apertura oficial de la cafetería.

-Muchas gracias a todos por vuestro esfuerzo. Ya está todo por hoy, mañana es el primer día y espero que todo salga bien.-Aclaró su garganta.- Se me olvidaba decirlos que cada uno tiene su taquilla con vuestro nombre en la sala de descanso y el horario de los turnos estará allí cada semana en el tablón. Si tenéis alguna duda o problema no dudéis en venir a decírmelo o en su defecto a Lourdes.- Como nadie dijo nada siguió.-Entonces nos vemos mañana a los que tengan turno y a los que no espero que descanséis. De nuevo gracias por todo.

La cafetería rebosaba de gente desde primera hora pero el ritmo no era nada agobiante, había estado en sitios peores en los que no tenía tiempo para nada. Muchos de los clientes le eran conocidos por la inauguración del otro día, algunos se llegaban a presentar como amigos,vecinos o socios de Javier. Samanta se sentía bien por volver a trabajo y estar de nuevo ocupada pero intentaba evitar a Lourdes todo lo que podía. Por suerte estaba muy ocupada recibiendo a los clientes en la puerta o guiándolos a sus sitios y apenas se acercaba a la barra donde estaba ella, cosa que no evitaba que desde lejos le lanzase miradas asesinas.

-Samanta prepárame el pedido de la mesa 12 y la cuenta de la 5.-Vanesa se acercó con su bandeja a la zona de camareros.- Y me podrías dar un vaso de agua, estoy sedienta.
-Para beber tenéis vuestros descansos, mientras tanto nada.- Lourdes se quedó parada detrás de Vanesa.-Solo servís a los clientes los que os pidan. Ni siquiera quiero veros hablar de otra cosa que no sea trabajo.- Ambas se quedaron calladas y al no escuchar ninguna respuesta dio media vuelta para volver por donde estaba, no sin antes darles una mirada amenazante.
-Pero qué le pasa a esa.- Le dijo a Samanta lo suficientemente bajo para ser solo oido por ella.
-Creo que es por mí, es mejor dejarlo estar.

El resto de la jornada transcurrió sin más incidentes, cosa que agradeció enormemente porque no quería tener que preocuparse de nada más ya que hoy empezaba con el proyecto en el hotel. Tenía el tiempo justo para llegar a su apartamento y cambiarse de ropa, en el camino intentó comer algo pero no le entraba nada debido a los nervios que sentía. No quería arruinar esta nueva oportunidad y estaba decidida a aprovecharla al máximo.

Enfrentándose al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora