Capítulo 8: Una ducha relajante.

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Durante el trayecto recordaba todo lo que había pasado. Para empezar, esa chica la había despreciado y ella no se había ni defendido.-Cierra tu asquerosa boca... ¿Asquerosa?. No era lo suficientemente ofensivo, sería mejor. "Cierra tu puta boca estúpida". Eso está bastante mejor, debería habérselo dicho y dejarlo todo claro.Pero quién quiero engañar, no sé como defenderme en este tipo de situaciones solo dejo las cosas estar y espero a que todo pase. Yo no era así, al menos no antes de él.- Pensaba para si misma.

Al pasar por un escaparate de una tienda se detuvo y vio su reflejo en el. -¡¡¡NO VALES NADA... MÍRATE NO ERES CAPÁZ NI DE PONÉRMELA DURA!!!- De repente esas palabras que creía enterradas se hicieron presentes retumbando en su cabeza y con ellas muchas más vinieron.-¡¡¡ERES UNA HIJA DE PUTA!!!.¡¡¡SI SIGUES LLORANDO VOLVERÁ A PASAR Y ESTA VEZ NO SERÉ TAN SUAVE!!!.¡¡¡¿A CUÁNTOS TE HAS TIRADO PARA TENER ESAS NOTAS?, CON LO ESTÚPIDA QUE ERES NO TIENE OTRA EXPLICACIÓN!!!.- Sus piernas no pudieron sujetarla más y cayó de rodillas en el suelo, las lágrimas ya corrían por sus mejillas sin que pudiera evitarlo.

-¿Te encuentras bien?.-Un chico se acercó a ella tendiéndole la mano.
-¡NO ME TOQUES!.- Todos los que había en la calle se giraron para ver la escena y murmurar entre si. Samanta al percatarse de eso, se levantó lo más rápido que pudo y salió de allí dejando al chico totalmente desconcertado.

Al cerrar la puerta de su casa se dirigió a la ducha para limpiarse. No se quitó ninguna de las prendas que llevaba, ni siquiera los zapatos, solo se metió y abrió el agua. Las duchas siempre eran para ella un ritual de limpieza que se acostumbró estando con él, siempre que tenían algún enfrentamiento se metía en la ducha para limpiarse. Le resultaba más fácil limpiar las heridas y borrar de su cuerpo los restos de saliva o semen. Pero nunca era en la cara de eso se dio cuenta la cuarta o quinta vez que pasó, en ella solo se le marcaban las ojeras, una vez se enfadó mucho cuando realmente se cayó y se partió el labio con un bordillo de la calle. En esa ocasión estuvo muy atento pero pronto descubrió que sus atenciones eran para evitar habladurías de los demás.
Pero en el cuerpo era otra cosa, seguía teniendo visibles varias cicatrices por su espalda de la noche que le dio con la hebilla del cinturón. Esa vez si tuvo que ir al hospital pero él no la acompañó, solo desapareció para luego volver unos días después con un ramo enorme de flores y oliendo a bar. Las duchas eran su momento feliz y relajado, el ruido del agua callaba sus continuos gritos llevándola a otra parte aunque fuese por unos minutos.

La noche hacía rato que había llegado y ella seguía en la bañera, el agua estaba completamente helada pero no le importaba, seguía sintiéndose sucia. El timbre de la puerta sonó sacándola de su trance, por un momento prefirió quedarse donde estaba pero la insistencia de la persona que estaba al otro lado terminó por sacarla de allí. Se quitó la ropa mojada rápidamente y se puso su albornoz. Los golpes en la puerta sustituyeron al timbre, eran desesperados y fuertes. Dudó en abrir la puerta o quedarse en silencio esperando a que se cansase de aporrearla pero no fue así, quien fuese quién estuviese allí sabía que estaba y que de un momento a otro le abrirían. Contra todo instinto la abrió. Quedó totalmente paralizada al ver a la persona que estaba en el umbral.¡¡¡La había encontrado!!!. Él la había encontrado después de tantos años, seguro que Javier le había mentido y seguían en contacto.

-"Pequeña Zorra" creías que te ibas a librar de mí tan fácilmente.-Esas palabras la hicieron reaccionar, intentado en vano cerrar la puerta pero él puso su pie justo en ese momento quedando Samanta horrorizada. Estaba allí delante de ella y había conseguido entrar en su casa.- No eres tan rápida. Ahora ven y dame la bienvenida que te enseñé.
-¡¡¡NO TE ACERQUES!!!.-Samanta corrió hasta su habitación intentando poner distancia entre ellos. Pero la alcanzó antes de llegar.-¡¡¡SUÉLTAME!!!.
-Te recuerdo "Pequeña Zorra" que eres mía, siempre lo has sido. Te he permitido vivir todos estos años como has querido pero ahora estoy de vuelta y esta vez es para quedarme.- Tiró de su brazo para pegarla a su cuerpo.- Vas a compensarme todos estoy años de una sola tacada.-Intentó resistirse pero no pudo, le sacaba casi una cabeza y su fuerza era mucho mayor a la de ella.
-¡¡¡¡AYUDA!!!!.¡¡¡¡AYU...-Su mano le tapó la boca.
-¿Qué te crees que estás haciendo?.-Samanta se resistió todo lo que pudo hasta que sintió un filo frio en su cuello.- Bien...Tú has querido que esto sea así pues no se diga más. Creo que no tengo que decirte que si intentas algo acabaré contigo.-Su mano se deslizó por la apertura del albornoz apretando su pecho con fuerza.Sintió como su erección era empujada contra su espalda.-No sabes lo que provocas en mí. Con solo rozarte haces que me ponga duro.- Su cuerpo se tensó al oírle, sabía lo que iba a pasar. Y no quería que sucediera, no le quería dentro de ella. Por un momento pensó en resistirse pero el cuchillo que empuñaba se clavaba cada vez más en su cuello.- Túmbate sobre la cama y ábrete de piernas...YA!

Enfrentándose al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora