-¡¡¡Javier!!!.- ¿Estaba teniendo una alucinación provocada por la nueva medicación...?.-¿Eres tú...?.- Se sentía estúpida preguntando eso, pero no podía entender cómo él estaba sentado a solo medio metro de ella con esa expresión cuando vio con sus propios ojos como era apuñalado y caía inerte en el suelo de aquel sótano.-Soy tan real como lo eres tú Sam...- Intentó tomarla de las manos, pero en un acto reflejo las retiró.- No tengas miedo...Soy yo.- Seguía en shock, mientras le miraba casi sin parpadear.-Sam...Por favor, soy yo...-El silencio empezaba a ser incómodo.- Por favor...- Notó como a Javier se le llenaban los ojos de lágrimas.- Soy yo...No tengas miedo...- Esta vez sí dejó que tomara sus manos, aunque su cuerpo seguía rígido por la sorpresa.- Sé que debes de estar confusa por todo esto, pero consideramos que era lo mejor para ti.
-¿Considerasteis...?.- Estaba asimilando aún el hecho de que Javier estuviera con vida y sentado junto a ella, cuando entendió que más gente sabía todo lo que había pasado.- ¿Quiénes?.- Dudó unos segundos.
-Los médicos, el abogado...y mi familia...Consideramos que era mejor mantenerte aislada hasta que te recuperases lo suficiente para poder empezar con los interrogatorios.
-Creía que habías muerto...Y estuviste todo el tiempo...- Su voz se quebró y sintió como una punzada de dolor atravesó su corazón.
-Lo siento...No puedo decirte otra cosa que no sea eso. Quise venir pero hasta hace unos días no me dieron el alta a mi.- Seguían agarrados de las manos, pero evitaban mirarse a los ojos.- Me dijeron que habías estado sedada después de la operación...
-¿Lo sabes...?.- Sabía que tarde o temprano debía de enfrentarse a aquella pérdida.
-Si...- Javier se levantó de la silla con alguna dificultad para dirigirse hacia las ventanas que había al otro lado de la habitación.- Me lo dijeron cuando me dieron el alta, tampoco querían que afectase a mi recuperación...Quise venir a verte pero no me dejaban entrar hasta que al menos pudieras andar...
-Yo no supe nada hasta que el médico me lo dijo...No sabes lo mal que lo he pasado estando aquí completamente sola...El único contacto que he tenido ha sido el de los enfermeros... Pensando en que tú ya no estabas y saber...
-Lo sé...Pero ahora estoy aquí...- Le dedicó una sonrisa tranquilizadora pero estaba muy lejos de estar tranquila. Quería saberlo todo, había estado encerrada y sola demasiado tiempo en aquel hospital y ahora era el momento de dejar todo aclarado.
-Javier...¿Qué pasó...?.-Suspiró y volvió a sentarse junto a la cama.
-Antes que nada quiero que sepas que Jorge y Érika están en prisión preventiva a la espera de que te tomen declaración y después de eso irán directamente a juicio. Lourdes está bajo vigilancia...
-¿Cómo...?. Pero si estaba con ellos...
-Lo sé, pero estaba coaccionada, además había sido engañada desde un principio. No sabía los verdaderos planes que tenían esos dos...Así que de momento está en arresto domiciliario y no puede salir de allí hasta que el juicio se celebre.- Se acercó más a la cama.- Fue ella quien llamó a la policía e intentó ganar tiempo mientras descargaban los bidones de gasolina. Cuando...-Tragó saliva para poder continuar.-Cuando te trajo de vuelta...Empezaron a echarnos gasolina encima, fue ahí cuando empecé a recuperar la consciencia. Por suerte, solo Lourdes se dio cuenta, así que cuando le pidieron que dejase un bidón entre nosotros dejó la llave de mis cadenas cerca de mí...Gracias a eso pude soltarme y tirar de ti hasta un lugar seguro.
-Fuiste tú...
-Sí. Aún estabas inconsciente y en muy mal estado pero no podía hacer otra cosa que sacarte de allí antes de que iniciasen el incendio...Por suerte, conocía el edificio.
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Enfrentándose al pasado
RomanceAño tras año Samanta Blanco ha pasado desapercibida viviendo una vida tranquila y sin llamar la atención de nadie. Hoy es el día de su cumpleaños, pero de lo que debería ser una nueva etapa en la vida se convierte en un encuentro con el pasado del q...