Capítulo 18: Acusaciones.

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Desde la visita de Érika a la cafetería Lourdes había estado evitándola pero la sorprendía mirándola con esa sonrisa cínica en su cara. Podría decirse qué tramaba algo pero su actitud cuando estaba cerca o le decía algo era completamente normal. De momento estaba ocupada con las entrevistas para sustituirla, le ocupaban gran parte de su tiempo fuera del trabajo, nunca se imaginó que habría tantas solicitudes para ese puesto. Por suerte Javier llegaría pronto era algo que la mantenía motivada, hacía mucho que no se sentía así de ilusionada y disfrutaba de esa sensación tanto cómo podía. Desde que se fue hablaban varias veces al día, algunas conversaciones eran solo de carácter profesional pero la mayoría solo giraban entorno a ellos, sobretodo por la noche cuando Samanta ya estaba en la cama. Le gustaba oír su voz antes de dormir, le ayudaba a relajarse en la cama dejando que su imaginación volase hasta la noche que durmieron juntos o aquella vez en el despacho de solo pensarlo su respiración se entrecortaba y sus pulsaciones se aceleraban. Esperaba que para él hubieran significado tanto cómo lo hicieron para ella.

-¿Cómo ha ido el día?.-Hoy apenas habían hablado, de hecho esa había sido su única llamada del día.
-Bien como siempre... Vuelvo mañana.-Samanta le notaba distante y el tono de su voz era frío.-Quiero que les digas a Lourdes, Marta y a Carmen que mañana quiero hacer una reunión con ellas a última hora... Y también quiero que tú estés presente.
-Pero deberías haber avisado con más tiempo.-Algo pasaba y era grave.-¿Ocurre algo?.
-No te preocupes se sabrá a su debido tiempo.-Eso no era normal en él, siempre le contaba las cosas y más si eran de temas de trabajo.-¿Has encontrado sustituto ya?.
-Estoy en ello, he reducido la lista a 5 candidatos...-Estaba nerviosa por su actitud, algo pasaba y no quería decírselo a ella.
-Date prisa con eso, necesito que empiece cuánto antes.-No dejó que acabase de explicarle cuando la interrumpió.
-¿Pasa algo?.-Estaba dispuesta a saberlo.
-No, solo quiero que estéis allí para la reunión. Mañana hablamos, ha sido un día muy largo.
-Hasta mañan....-¡¡¡Le había colgado!!!, la había dejado con la palabra en la boca. Definitivamente algo pasaba, dudó por un momento en volver a llamarle pero dejó las cosas como estaban era lo mejor de momento.

La noche fue agitada, en su mente se creaban un sin fin de escenarios en los qué explicaban la actitud de Javier, en todos ellos el final era el mismo, ella sola y rota de nuevo pero lo que era peor él odiándola por algún motivo que de momento le era desconocido. Una cosa si estaba clara y era que pronto le volvería a ver sin saber cómo iba a reaccionar.

-Lourdes...-Estaba nerviosa, no quería hablar con ella directamente pero tenía que avisarla para la reunión de personal.
-¡Sí!.-Ella no apartó la vista de su móvil.
-Ayer Javier me pidió hacer una reunión de personal esta tarde a última hora, hay que avisar a Marta y Carmen. También tienes que estar presente.
-¿Una reunión de personal?.- Ahora si había captado su atención.-¿Te ha dicho el motivo?.
-No, solo que se sabrá a su debido tiempo.- De repente su expresión cambió, no sabía exactamente qué transmitía pero estaba segura de que ella sabía algo. Después de alejarse hasta el vestuario pensó que al ser encargada tendría sentido que estuviera al tanto de las cosas que pasaban allí pero ahora ella era su asistente personal y también debería de saber el motivo. Fuese lo que fuese no quería darle muchas vueltas al asunto, bastante preocupada ya estaba, así que se cambió y empezó con su trabajo diario tras el mostrador.

Después de terminar su turno llamó a los candidatos para el puesto. Como no tenía un lugar apropiado consideró citarlos en la cafetería; uno a uno fueron llegando y al finalizar la tarde ya se había decido por uno de ellos. Era un chico que acababa de empezar la carrera pero ya contaba con una extensa experiencia trabajando en diferentes locales de restauración para pagarse los estudios, por cómo hablaba parecía responsable y serio. Consideraba que era una buena opción, solo faltaba el visto bueno de Javier cuando volviese. Por un momento se olvidó de la hora qué era, faltaba poco menos de media hora para finalizar el turno, la cafetería ya estaba vacía y solo estaban sus compañeros que habían empezado a recoger por la falta de clientes. Marta se acercó a la mesa donde estaba Samanta.

Enfrentándose al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora