Capítulo 8

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Itadori recorría las calles de Tokio y rápidamente esté se refugió en un callejón obscuro, se sentía extraño muy extraño. Incluso notó que tenía sus ojos de nuevo, pero lo que recordaba Yuuji, era que ese sujeto le reventó los ojos_ Porque puedo ver ahora_ diría Yuuji, mientras miraba su mano fracturada, cuál se encontraba sana e incluso su brazo amputado se estaba sanando muy lentamente.

_ Que... Sukuna está curando mis heridas?... No hay algo extraño.... Me siento extraño.... No me siento bien_ diría Itadori, mientras seguía caminando entre los callejones llegó hasta las calles. Dónde vió desde el costado del cómo las personas se encontraban caminando las calles y ponían su atención en los varios puestos de comercio de la ciudad.

_mira mamá quiero unas brochetas_ diría un niño quién, estaba caminando con sus padres. Estos al ver que se refería a un puesto de comida decidieron no negarle ese pequeño capricho a su pequeño hijo.

_ Mino... No deberías pedir esas cosas_ diría la madre en un tono suave, pero fue interrumpido por su esposo.

_ Mino... Te has portado bien está semana y has hecho tus deberes... Supongo que está bien recopensarlo_ diría el padre acariciando la cabeza de su pequeño hijo.

_ Cariño... _ diría la mujer, pero su esposo se acercó al puesto junto con su hijo para pedir una orden.

_ Hola. Queremos tres órdenes de brochetas para llevar señor_ diría el padre de la familia, mientras le entregaba el dinero al dueño del local, para que empezará a preparar su orden.

Mientras, el cocinero estaba cocinando, esté al cortar los ingredientes se hizo un pequeño corte en su mano_ Auch!_ diría el cocinero, mientras apartaba su mano de la tabla de cortar y su compañero empezaba a cortar los vegetales por él.

_ Oye fue una buena cortada_ diría el compañero al ver cómo esté estaba poniendo una pequeña venda en su mano para seguir con su labor.

_ Jeje tonterías fue un rasguño..._ diría el cocinero.

No obstante, la pequeña cortada del cocinero del cocinero del local fue detectado por Itadori, quién esté se estremeció al sentir el olor a sangre. A pesar de que estaba unos metros lejos. Los dientes de Itadori empezaron a crecer, hasta que empezó a tener colmillos y garras en su mano. El pelirrosa sentía un hambre incontrolable que estaba que en cualquier saltaría a morder y matar a aquella familia.

_ Tengan aquí está su orden_ diría uno de los empleados del local entregándole las brochetas a la familia.

_ Muchas gracias_ diría el padre, mientras le entregaba dos de las brochetas a su esposa e hijo y procedían a retirarse del local.

Mientras, estos se retiraban la mano de Itadori posó en el hombro de la mujer, quién al apenas sentir el contacto de una mano en su hombro, está voltearia. Pero para su sorpresa no había nadie allí, pero las palabras de su esposo llamarían su atención.

_ Podría jurar que alguien me tocó el hombro_ diría la mujer, mientras miraba a su alrededor y no notaba nadie.

_ Cariño tu Haori... Está desgarrado_ diría el esposo de la mujer haciendo que la mujer mirará el lado de su hombro y viera parte de su Haori roto.

_ He... Que extraño?_ diría la mujer, para seguir retirándose junto con su familia ignorando el peligro inminente que acababa de pasar.

En una zona desértica de la ciudad, estaba Itadori apoyado contra una pared. La sangre caía por montón en el suelo, no obstante era la sangre del mismo Yuuji. Esté para evitar morder a la mujer y atacar a la familia indefensa mordió su propio brazo y escapó rápidamente de allí, antes de que alguien lo notará.

Hashiras Y MaldicionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora