Capítulo 37

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Había pasado casi un año desde que Rizz y yo empezamos a salir. Pronto sería nuestro aniversario y aún nuestros padres no lo sabían. Aunque debo admitir que era lindo salir a escondidas. La mayoría del tiempo se sentía una adrenalina espectacular por el hecho de que teníamos que andar con cuidado de que nuestros padres no se enteraran. Él y yo teníamos esa idea porque cuando recién empezamos nuestra relación habían pasado sólo meses desde que nos habíamos conocido, éramos prácticamente desconocidos. Creíamos que se iban a oponer o tal vez a distanciar las familias y no queríamos eso para nada. Así que terminamos por ocultar esto. Esta relación de desconocidos.

Dos desconocidos que se juraron amor eterno por vivir la locura más grande, enamorarse a tan temprana edad. Dicen que el amor a esta edad no existe, que sólo es una ilusión, pero ellos qué saben. Nadie siente lo mismo que otra persona, porque aunque existe la tristeza, nadie la vive igual. Existe el amor, pero nadie lo percibe igual. Cada uno tiene su tiempo y su forma. Y yo sabía que él era el amor de mi vida y lo seguirá siendo porque algo dentro te dice que lo sabes y lo sientes. Mi amor eterno era, es y será él. Mi Rizz.

No buscaba la relación perfecta mucho menos sabiendo que no lo conocía por completo pero con respecto a sus reacciones o carácter, o su capacidad de resolver problemas. Lo conocía físicamente y un poco personalmente pero las ganas de conocernos y formar algo mucho más grande fue impulso suficiente para seguir. No buscaba la relación perfecta porque no existe. Así tengas miles de años con esa persona siempre habrán discrepancias por una u otra razón. Así sea por lo más mínimo. Complicaciones que parecen irremediables pero que con un beso o una caricia se curan, siempre es así. Y hemos tenido nuestras altas y bajas, situaciones en las que hemos dicho: "no más", pero el amor es más grande y eso nos ha ayudado a fortalecer muchísimo todas las aristas en nuestra relación. Después de casi un año puedo decir muy segura que a este hombre lo amo.

Han pasado muchos meses y Anastasia no consiguió ligarse al profesor guapísimo pero sí logró acercarse a Alex y formar una relación bonita y estable. Y claro seguíamos asistiendo al colegio. Y seguíamos en nuestras clases extracurriculares de sexualidad, en las que tuvimos que estar sí o sí porque no había cupo en otras. Era muy gracioso pensar que espués de que yo empecé una relación sentimental con Rizz teníamos que seguir asistiendo a clases de sexualidad. JUNTOS. Pero qué va uno termina acostumbrándose. Es que sólo a Ana se le ocurrió mil veces anotarme en esa clase para llevar a cabo un plan que ni siquiera le funcionó. 

Faltan exactamente dos meses para nuestra graduación y cuatro para cumplir nuestro primer año juntos pero aún faltaba algo importante, pensar en cómo decirle la noticia a nuestros padres. Debemos decirles que ambos hemos tenido "algo" desde hace algunos meses ya. Ellos no merecen vivir engañados, y nosotros no merecemos vivir este amor a escondidas. Debemos decirles lo antes posible.

Así me sentiría mejor, más realizada, más completa. Poder vivir nuestro amor sin límites de nada. Entregar mi corazón por completo y perder el sentido de la realidad amando con locura. A veces es necesario, a veces no. Pero, ¿Quiénes somos para poner límites a nuestro corazón y a lo que sentimos? No somos nada. Vivir y amar es lo mejor que podemos hacer.

Decidí hablar con Rizz y decirle que ya era tiempo. Que ya no había necesidad de esconder esto por más.

Rizz creo que es hora. Dije mirando mi cabello.

¿Hora de qué? Preguntó besando mi mano.

De darles la noticia a nuestros padres. Dije.

Me miró un poco asustado y su expresión pasó de sonriente a sorprendido. Se cogió las manos y se tocó el cabello, estaba nervioso, se notaba. Ahora sí lo conocía muy bien y cada gesto que hacía lo tenía bien guardado en mi memoria.

¿Es tiempo, no es así? Preguntó.

Creo que sí, ha pasado casi un año. Dije mirándole. Me sonrió.

Hablemos entonces. Dijo sonriendo de oreja a oreja.

¿Cuándo sería? Preguntó.

No es sólo decirles y ya, hay que preparar algo lindo, algo que les impacte, para que no nos digan "Esta prohibido que se vean". Dijo imitando la voz de mi padre.

Por favor, no somos Romeo y Julieta, no somos ni una Capuleto ni un Montesco. Dije bromeando y él rió. 

Igual princesa. Besó tiernamente mis labios

¿Entonces qué haremos? Pregunté.

Déjamelo a mi Price. Respondió. Será una gran sorpresa.

Mi Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora