Capítulo 26

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Recibí un texto.

Rizz: ¿Mamá fue a verte no?

Para qué me escribía, si ya sabía lo que Rose había hecho. Supongo que Rose no es tan discreta como había dicho. Respondí su texto.

Yo:

No pude escribir nada más. Pasaron unos minutos. Siete minutos para ser exactos. Él envió otro texto.

Rizz: ¿Nena, te pasa algo? ¿Podemos hablar? Quiero verte. Estás muy rara desde hoy en la tarde.
¿Te hice algo? Y si lo hice no fue con intención alguna de hacerte daño, claro si este fuera el caso. Necesito verte.
¿Sí puedes?

Rizz, ¿qué rayos me estás haciendo? Esa sensación extraña. ¿Mariposas? Aghh no, ¡qué desagradable!

Mi mente vagaba en esos pensamientos. No quería parecer desesperada así que también lo hice esperar casi siete minutos. Estaba demasiado confundida. No sabía exactamente qué hacer. Lo que había pasado por la tarde era muy muy lindo. Pero no éramos cercanos a ese punto. Estábamos pasando la línea.

Yo: Rizz no me hiciste nada. Lo juro. Es sólo que estoy muy confundida. Y descuida, no es por ti. Por supuesto que también quiero verte. Pero ahora no, tenemos tarea.

Le respondí y esperé a que él también lo haga.

Rizz: Está bien nena, nos veremos en la noche entonces.

No respondí más. Ni yo sabia si quería verlo o no. Había pasado tan poco tiempo, y ya me sentía así. Por él. Un chico que recién acababa de mudarse. Alguien a quien hace poco conocía. No entendía nada. Nunca me había pasado y de repente un día con sólo verlo aparecieron todos estos sentimientos que nunca había sentido y con los cuales no sé cómo lidiar. Estoy demasiado perdida.

Alguien tocó a la puerta.

Pase. Dije perdida.

Mi padre abrió la puerta. Felicidad a mil.

¡¡Papá!! Dije en un gritito.

Hola cariño, ¿cómo vas? Dijo.

Bien papá, haciendo tarea. Dije.

Traía algo escondido.

¡Sí! ¡Mi regalo! Lo olvidé por completo.

Mi amor, aquí está lo que te traje.

Oww gracias papá. Dije.

Ábrelo.

No esperé nada. Y dañé todo el papel que lo cubría.

¡Ahhhh! Grité.

Cariño, me dejarás sordo. Dijo riendo.

Era un vestido precioso. Definitivamente papá tenía buen gusto. Yo no era tan femenina y era raro que algo así me guste. Usualmente no me gustaban los vestidos. Yo era del tipo que sólo vestía pantalones y camisetas. Pero este vestido era totalmente precioso. Era algo de otro mundo.

Eso usarás hoy. Dijo.

¿Espera qué?

¿Qué? ¿Por qué? Pregunté.

Hoy tenemos la celebración de todos los empleados de la empresa y nos han pedido que llevemos a nuestros hijos. Es una ocasión muy especial. Es un baile de padres e hijos. Dijo.

¿Y mamá?

Ah entiendo ¿Y mamá? Pregunté.

No te preocupes por eso. Tu madre ya sabe y se quedará esta noche en casa hablando con Rose supongo. Dijo riendo.

Sí, es verdad, Rose y mamá se han vuelto muy amigas. Dije.

Él cambió el tema.

Oh cierto, espera aquí. Dijo.

No me iba a mover tampoco. Mi padre es muy gracioso.

Mientras él regresaba. Yo seguía admirando el vestido. Era precioso. Me lo medí y era corto, bastante corto en realidad. Era blanco y con pequeños detalles negros. Era off shoulders y tenía una pequeña bandita en la cintura que obviamente haría resaltar los encantos de cualquiera. Era un corte que le favorecería a todas las chicas. Aunque nada era seguro.

Papá me interrumpió de nuevo y esta vez entró con una cajita.

Tu madre me ayudó a escogerlos. Dijo. Abrí la cajita y eran zapatos.

Están hermosos. Dije sorprendida. 

Lo sé cariño. Dijo sonriendo.

Eran de tacón alto, eran blancos al igual que el vestido. Bastante bonitos. Como los de una princesa. Aunque nunca fui de este tipo de gustos, debo admitir que estaba alucinando con esto. Me encantaban.

Pero, papá. Dije.

¿Qué sucede? Preguntó extrañado.

¿Tacones? Dije haciendo una mueca.

Cariño yo sé que puedes manejarlos. Ánimo. Dijo riendo.

Está bien, creo que puedo hacerlo. Dije riendo. Me besó la frente y salió de mi habitación.

Pasaron unas horas y recibí un texto.

Rizz: Creo que esta noche no podremos vernos. A papá le ha surgido algo, y tengo que acompañarlo.

Yo: Tampoco podré verte. Tengo un compromiso con papá. Suerte.

Le envié el texto. Y no me preocupé más. Pero seguí admirando mi vestido. Me vería hermosa esta noche gracias a mi padre. Ahora sólo tenía que aprender a manejar mis tacones. Se veían bastante lindos. Y la combinación era maravillosa. Tenía que elegir mi peinado y maquillaje. Seguramente le consultaría a Rose o algo así, o me pondría a intentar yo mismo. No lo había decidido. Pero esta noche sería mágica.

Mi Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora