Subí a mi habitación y me senté en mi cama a leer un poco. Tenía tantos de dónde escoger que no sabía por dónde empezar.
Decidí empezar a leer un libro llamado "La conspiración" de uno de mis autores favoritos, Dan Brown, era un libro enorme de casi seiscientas páginas, pero me encantaban los retos y me enamoré de la historia tan solo con leer el prólogo. Era uno de esos libros en los que se hablaba de secretos de estado, asociaciones, grupos selectos de Estados Unidos que se unían para hacer creer al mundo un montón de cosas que a menudo parecían reales.
Mi lectura se vio interrumpida por la sagaz entrada de mi madre a mi habitación.
Lola, qué tanto haces encerrada aquí en estas cuatro paredes. decía mi madre.
Nada en concreto mamá, solo leo un par de libros, escucho algo de música y me distraigo un poco. Dije esperando que salga ya de mi habitación.
Bueno, hija... pero deberías bajar a acompañarme y aprender algo de cocina conmigo...
Odiaba cocinar y ella lo sabía muy bien. Además de que siempre que hablaba con ella salía con sus discursos de que me volvería loca estando encerrada tanto tiempo. O que perdería la razón por leer tantos libros.
Lo pensaré mamá. Dije. Ahora quiero seguir leyendo mis libros. Ella lo entendió rápidamente, y me dejó sola, cerró la puerta de mi habitación y bajó a seguir con sus clases de cocina.
A ella le encantaba y era uno de sus pasatiempos, así se distraía ella cuando papá estaba en uno de sus viajes. A veces se iba por semanas y otras veces solo un fin de semana. El trabajo de papá era relativamente duro, era un hombre que le encantaba pasar tiempo con su familia, y el trabajo no lo dejaba. Y cada vez la relación de mi madre conmigo se iba desgastando, y no me gustaba tener tantas fricciones con ella.
Aunque de cierta manera le agradecía a mamá por darme sus consejos, pero no al punto que ella lo hacía, exagerar mucho las cosas, como pensar que leer tanto me volvería loca o me haría perder mis capacidades cognitivas o algo así. Cuando leer es lo más productivo que el ser humano puede hacer por su persona. Por eso no me gustaba bajar a sus clases de cocina, porque sabía que en cualquier rato empezaría con el discurso.
Pero qué va mi madre era así, nadie podría cambiarla, ni hacer que rectifique su manera de pensar, por eso sólo trato de no discutir mucho o llevarle la contraria, sólo espero no decepcionarla. No quiero que jamás pase eso, ni con mi padre tampoco. Aunque parezca muy fría con ellos, los quiero mucho, a tal punto que daría mi vida por salvar la de ellos. Pero bueno, tengo que aguantar sus actitudes, se supone que servirán para formar mi carácter y mejorar mi personalidad. Siempre les estaré agradecida por todo lo que han hecho por mí. Ellos son lo mejor que puedo tener.
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Mi Primera Vez
RomanceEsta soy yo, y esta mi pequeña historia. Soy Lola Price y tengo diecisiete años. Eso del amor no se me daba tan bien, nunca me gustó eso de andar sintiendo mariposas y esas cosas que me parecían ridículas. Hasta que llegó él, a todos nos pasa ¿no...