Capítulo 30

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Rizz

Me levanté totalmente transpirado, exaltado y casi no recordaba nada de mi sueño. Tenía que prepararme para la escuela y también para ver a mi princesa, mi Lola. Entré a la ducha y el agua mojó todo mi cuerpo, cerré los ojos para disfrutar más la ducha. 

Recordé algo.

Vamos nena, quiero esto.

Rizz, déjame por favor.

Nena eres todo lo que necesito. No quiero dejarte. Eres mi todo.

Rizz, por favor no digas eso.

Yo la besaba, no dejaba de hacerlo, cada parte de ella. La necesitaba, la necesitaba a ella. Demonios.

¿Qué rayos era eso? ¿Por qué soñar esa situación? ¿Por qué? Tenía que haber un porqué.

Terminé mi ducha y salí del baño pero al final no me preparé para la escuela.

Rizz, llegarás tarde. Dijo mamá. 

No iré. Dije. Mamá entró y se sentó en la cama.

¿Te pasa algo? ¿Amaneciste mal? Preguntó.

No, mamá. Estoy bien. Respondí.

¿Entonces por qué no irás? Preguntó esta vez.

Quiero estar solo, mamá. Dije.

Cariño ¿Te pasó algo? ¿Lola tal vez? Preguntó.

¡No! Con ella nada. Respondí casi a la defensiva. 

Mamá miró mi mano y la tomó, la acarició como cuando era un niño pequeño.

Agradecía a mi madre por estar ahí. Aunque no se lo demostraba. Por mucho que hubiera querido hablarle de la situación. No hubiera podido. Quién en su sano juicio podría contarle eso a su madre. Yo no.

Está bien cariño, quédate en casa. Dijo. Se levantó y me miró por ultima vez y salió de mi habitación.

¡Aishh! ¡Qué situación! Murmuré para mí mismo.

Por qué mi sueño, por qué haber soñado aquello. Era mi Lola. Mi niña. No quería verla después de haber tenido ese sueño. Por esa razón no iría al colegio. Me basta su inocencia y la quería demasiado. Yo estaba completamente seguro que esas no eran mis principales intenciones con ella. Yo la quería bien, de una buena forma. No para tener aquellos pensamientos o sueños.

Maldito subconsciente. Dije enojado.

Pasaron las horas y no dejaba de pensar en eso. El maldito sueño. Bajé a la sala y me senté en el mueble que estaba cerca a la ventana. Cogí mi celular y me entretuve un rato. Pasaron algunas horas y me fijé en que ya era el tiempo en que Lola llegaría. Quería verla pero no podía.

Rato después me asomé a la ventana y la vi llegar, venía caminando como siempre lo hacía, con sus auriculares y moviendo la cabeza al ritmo de lo que sea que viniese escuchando. Antes de llegar a su entrada, miró un instante hacia mi casa y luego entro en la de ella. A los pocos minutos me llegó un texto. Era ella. Era mi Lola.

Lola: ¡Hey! No fuiste. Y te esperé todo el día. ¿Sucedió algo malo?

No pude responder ante eso. Me dije a mí mismo que respondería luego. Pasaron las horas y yo estaba en mi habitación. Mi ventana estaba abierta pero tenía la persiana baja. La vi asomarse. Miró por un largo rato hacia mi ventana. Quería salir pero no podía verla. Me sentía incómodo. Ella se alejó de su ventana y en ese instante decidí responder el mensaje de ella.

Yo: Hola nena. Definitivamente no paso nada. Solo amanecí un poco enfermo. Te Quiero. XOXO.

No pasaron ni dos minutos y el sonido de mi celular volvió.

Lola: ¿Estás bien? ¿Te pasó algo? También te quiero.

Quería responder, pero mientras más pensaba en ella más recordaba ese sueño. Me puse un límite a mí y a mi mente y respondí.

Yo: Estoy bien nena. Te veré en la noche.

Le envié el mensaje pero ella no respondió. No sé que le habrá sucedido. Me sigo preguntando por aquel sueño, la verdad aún no lo entiendo. No sé por qué pasó todo esto. Nunca he pensado en irrespetarla, ella es inocente, es mi niña. Dejé mi celular ya que no obtuve respuesta y bajé a la sala, mamá estaba ahí.

Cariño. Dijo.

Hola mamá. Dije.

¿Ahora sí me dirás por qué no fuiste al colegio? Preguntó.

Me sentía mal mamá, no estaba bien para asistir. Respondí algo apenado.

Mamá sabía cuando algo no andaba bien.

Ahh, está bien cariño. Dijo.

Bueno mamá. Dije.

Lola acaba de preguntar por ti. Dijo ella.

Me sorprendí.

Sí, así es, vengo de casa de los Price y ella preguntó por ti. Dijo.

¿Y que le dijiste? Pregunté.

Que no te sentías bien. Respondió.

Ahh. Respondí y la miré un poco avergonzado.

Subí lo mas rápido que pude a mi habitación para evitar el interrogatorio de mamá. Lo que más me importaba era poder limpiar mi mente de todos aquellos pensamientos. No quería que Lola notara algo raro en mí. Tenía que ser el mismo Rizz que siempre había sido. Ahora mi motivo número uno era que esta noche la vería. Aunque a la misma vez no quería. Pero de alguna forma lograría verla de nuevo a sus hermosos ojos sin tener nada que ocultar.

Mi Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora