Capítulo 7

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Terminó la cena, y ayudé a mamá y a Rose a recoger los trastes.

Cariño deja que Rose y yo lo hagamos ¿sí?
Dijo mamá.

Sí querida, además queremos hablar cosas de adultos. Dijo Rose con una expresión extraña.

¿Están seguras?

¡¡Sí!! Dijeron al unísono.

Bien, no querían mi hermosa ayuda, así que me dispuse a subir a mi habitación.

Salí de la cocina y me dirigí a la sala para subir pero papá me llamó.

Lola querida, siéntate acá un instante. Dijo mi padre señalando el sofá.

Lo miré y por no ser descortés con el señor Portman, le obedecí y me senté al lado de mi padre.

Bien querida, Anthony quiere saber en qué escuela vas para poner a Rizz ahí mismo. Dijo papá.

Emmm no sabía si responder rápido o callar, ¿por qué diablos pondrían a su hijo en la misma escuela que yo? Hay millones de secundarias en Alabama.

Emmm, en la secundaria Sunset, queda a unos kilómetros de aquí, es muy amplia y linda.

¿A unos kilómetros? Dijo. Tendrás que llevarme Alonso. 

Como ya nada me sujetaba a su conversación decidí retirarme.

Papá, ¿puedo subir a mi habitación? pregunté.

Claro bebé, sube. Dijo papá.

Hasta luego señor Portman, me despide de Rose. Dije

Buenas noches linda, descansa.

Acabada la cena ya eran las diez de la noche, subí a mi habitación y me quité mi vestido, tomé otra ducha y me puse ropa cómoda, un pantalón de una de las pijamas que ya no tenía pareja y una blusa de tirantes de otra pijama que tampoco tenía pareja. Eso es lo más hermoso de las pijamas.

En mi habitación había una ventana, pero jamás la abría, ya que el sol de Alabama era muy fuerte y no me gustaba. Siempre preferí lo oscuro, lo privado, un lugar donde me sentía cómoda. Sin excesiva luz. Por eso no abría habitualmente esa ventana.

No sé por qué esa noche decidí abrirla. Sabía que algo extraño estaba pasando porque era rarísimo que tan siquiera pensara en abrir esa ventana. A veces pienso que fue una treta del destino, o una coincidencia, tal vez el mismo Dios. No sabría ponerle una definición concreta. Lo único que sé es que esa noche, mágicamente, decidí abrir esa ventana.

Mamá y papá estaban con los señores Portman, y yo quería tomar aire, pero no quería bajar así que por fin en meses abrí mi ventana.

Tan sólo con abrirla un poco pude notar que la luna estaba preciosa, y su luz era tan intensa y brillante que le otorgaba un matiz impresionante al vecindario. Me la quedé observando, durante varios minutos. Siempre pensé que la luna era hermosa y enigmática por supuesto. Me encantaba y esa noche en específico brillaba muchísimo más. O tal vez era sólo mi percepción.

Como no era costumbre abrir esa ventana, no había notado que en la casa de al lado también había una ventana que daba justo de frente con mi ventana. ¡Vaya, qué falta de privacidad!

¡Eh! ¡Guapa! Dijo alguien.

Miré hacia abajo y hacia la calle principal pero no vi nada. Jamás se me ocurrió ver hacia la ventana del frente.

¡Hey! Dijeron de nuevo.

Esta vez sí noté de dónde venía la voz. Por supuesto, venía de la ventana del frente. De la casa de los nuevos vecinos.

¡Hey, guapa! Dijo un chico que por la oscuridad de la noche no divisaba muy bien su rostro.

Dirigí mi vista hacia él y me congelé de repente. Era alguien que jamás había visto en el vecindario, no lo conocía. Seguramente era el hijo de los señores Portman.

Eureka. NUEVOS VECINOS.

¿Ese era Rizz? "Alto, guapo y musculoso" mi mente vibró.

Dios, Rose tenia razón, no era por presumir a su hijo. Él en serio era alguien muy simpático. Me fijé en que sí era alto pero por la oscuridad no pude ver bien el resto de los detalles y tampoco pude ver sus "músculos" porque estaba con una camisa extremadamente ancha. Me quedé estupefacta, mirándolo, me perdí tanto en su rostro supongo, que tuvo que volver a gritar para que yo reaccionara.

¡Guapa! Dijo sacándome de mis pensamientos.

Mi Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora