Vamos, ¿te quedarás callada? Dijo rompiendo el silencio.
No, me quedé pensando en algo, es todo. Dije distraída.
¿En que piensas nena? Dime.
En nada importante. Claro que era importante, Lola. Sino no tendrías el corazón tan revuelto.
Nos quedamos mirándonos otra vez. Qué me estaba pasando, por qué este chico me hacía sentir así. Había visto muchas veces a Ana llorar por sus fracasos en sus relaciones, y la verdad no quería pasar por todo ese trauma yo también.
Me gusta tu nombre. Dijo.
Me sonrojé. Lo sabía porque sentía mis mejillas arder. Tonto Rizz, por qué me haces esto. No debería ser legal.
Gracias. Dije tratando de ocultar mis rojas mejillas.
Y ese color tan bonito que acabas de tomar, también. Dijo riendo. ¡Ay no, se dio cuenta!
Tomé mi cara, estaba tibia, tapé mis mejillas con mis manos para que dejara de verme pero obviamente no funcionó. Siguió viéndome y riéndose de mí.
Vamos, no te ocultes, te ves preciosa.
No dije nada ante eso.
Bueno Lola Price, me encantas. Afirmó.
Esperen ¿qué? ¿Qué dijiste, Portman?
¿Que yo qué? Dije sorprendida.
Amm, eh. Nada. Que me encanta tu nombre. Dijo algo nervioso.
Ah, gracias.
Perdón por no presentarme, yo ya sé tu nombre pero tú no sabes el mío. Dijo.
Sí claro, no lo sabía. Acaso no sabía que sus padres habían venido a cenar a mi casa. Y aparte que tiene una madre que lo quiere muchísimo y que habla de él en todas partes.
Mi nombre es Rizz Portman, tengo diecisiete, me acabo de mudar desde Portland, estudiaré en tu colegio y me encantaría verte todos los días. Dijo sonando seguro de sí mismo.
Hola señor Portman.
El rió muchísimo, pero su risa era preciosa y muy contagiosa. No era raro que terminara riéndome al igual que él.
Eres muy graciosa. Dijo. Pero no me digas así, suena como le dicen a mi padre.
¿Lo considero como cumplido o como insulto? Pregunté.
Como cumplido. Respondió haciendo el mismo gesto que yo.
Me hizo sonrojar nuevamente y lo odié por hacer eso.
Bien Lola ¿Cuántos años tienes? Preguntó.
Eso es algo que no se le pregunta jamás a una mujer señor Portman. Dije en tono de reproche
Es muy cierto. Lo siento, creo que lo averiguaré por otros medios. Dijo mirando al suelo.
Me reí. No contuve mi risa, solo me reí.
Tranquilo, tengo quince. Logré decir en medio de mi risa.
Él se sorprendió. Incluso llegué a pensar que no sabía qué decir. Se quedó en silencio y le dije la verdad.
Tengo diecisiete también, tonto. Aclaré al fin. Suavizó su expresión.
Lo sabía, nena no te ves de quince.
¡Oye! Dije.
Iba a hablar él, pero lo interrumpí.
Soy Lola Price, tengo diecisiete, voy en último año de secundaria y ahora que estudiarás en mi colegio, te ayudaré a que te pongas al corriente.
Mucho gusto nena. Respondió.
Ahora ya nos conocíamos, o por lo menos ya no era tan desconocido.
Seguimos hablando, hasta las once menos cuarto y sólo de cosas de la escuela como los maestros y los alumnos. No hablamos de nosotros, a nivel personal. Algo que me decepcionó un poco.
Debo irme. Dije
Su mirada cambió de inmediato. Ya no tenía esa sonrisa, tenía una mirada que pude describir como triste.
No te vayas, nena. Dijo casi rogando.
Debo entrar, lo siento.
¿Nos veremos mañana? Preguntó.
Por supuesto Rizz.
Está bien nena, te veré mañana a la misma hora, aquí por supuesto.
Está bien, te veré mañana.
Me sonrió y yo hice lo mismo.
Buenas noches. Dijo.
Buenas noches Rizz.
Cerré mi ventana y él repitió la acción. Me quedé pensando. Acaso me gusta mi vecino. Necesitaba respuestas hacia mí misma.
¿Lola te gusta el vecino? Diablos. Sí, sí me gusta.Si quería respuestas ahora las tenía.
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Mi Primera Vez
RomanceEsta soy yo, y esta mi pequeña historia. Soy Lola Price y tengo diecisiete años. Eso del amor no se me daba tan bien, nunca me gustó eso de andar sintiendo mariposas y esas cosas que me parecían ridículas. Hasta que llegó él, a todos nos pasa ¿no...