Capítulo 10

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Venía con todo el ánimo del mundo tarareando las canciones que más amaba. Entonces unas cuantas cuadras antes de llegar, vi hacia a mi casa y no puse creer lo que vi. Él estaba en la puerta principal de mi casa. Rizz Portman estaba sentado en la entrada principal de mi casa.

Caminé un poco más y llegué. Lo miré y el me miró. 

Guapa, al fin llegas.

Hola y adiós. Dije algo enfadada. 

Recordé el muy "bonito" gesto que había hecho esta mañana. Aunque en realidad me estaba derritiendo. Pero digna hasta el final. Como debe ser.

¿Por qué reaccionas así? Preguntó pero con un tono de voz que me pareció arrogante. 

Lo siento, debo entrar. Dije cortante.

Me acerqué un poco a mi puerta y él se puso de pie.

Guapa, no seas así, hablemos. Dijo con su mirada que me hacía temblar el piso y no eran precisamente temblores.

¿Hablar? ¿De qué? Si no nos conocemos. Dije intentando ponerle final a la conversación.

Hablemos para conocernos.

Mira, lo siento no tengo tiempo, ¿si? Mi mamá saldrá en cualquier momento y no le gustará verme contigo.

Capaz y sí le iba a gustar. Aunque nunca se podía estar completamente segura. De cierta manera eso era lo que me asustaba, que mamá salga y me vea con él. A veces no sabía como podía reaccionar mi madre. 

Dime tu nombre. Dijo sin hacer caso a lo que antes le plantee.

¿Para qué quieres saber? No me conoces, no te conozco, no quiero conocerte y en serio me molesta verte aquí en mi puerta. Dije perdiendo los estribos. Pero sólo por fuera. Por dentro estaba muerta del miedo.

Nena, solo dime tu nombre. Dijo acercándose a mí de una manera peligrosa.

Se estaba acercando demasiado, me puso nerviosa, me choqué contra la pared. Esto se estaba poniendo muy incómodo. Agradecería que haya más espacio. Él iba acortando la distancia, cada vez más cerca y más cerca. Se detuvo a unos escasos milímetros de mi rostro.

Sólo quiero saber tu nombre. Dijo y pude percibir su respiracion muy cerca.

Lo, lo, lo...Lola Price. Dije tartamudeando.

Bien Lola bien, si querías que él te tenga en sus manos lo lograste, deja de tartamudear. Pensé. 

Se acercó un poco más, pero puse mis manos en su pecho. Mala idea Lola, mala idea. Sólo fue un acto reflejo para poner algo de distancia entre él y yo. 

Lo miré fijamente, quería separarme de él, pero él acortaba más la distancia. Estaba tan cerca de mí. 

Bueno, ya sabes mi nombre. ¡A.LE.JA.TE! Dije lentamente para ver si entendía.

Tienes un hermoso nombre, es dulce e imponente a la vez.

¿Lola? ¿Imponente? Pero qué le pasa. Mi nombre es de una niña de dos años. Siempre sonará infantil.

Gracias. Dije aún nerviosa por la cercanía en la que estábamos.

Tus labios son sexys, cualquiera querría besarte. Dijo sonando provocativo.

Tenía mis manos en su pecho, y lo empujé un poco para que notara mi molestia.

Debo entrar.

Claro guapa, te dejaré entrar.

No me llames "guapa", ya sabes mi nombre ¿no?

Claro, Lola. Dijo acercándose de nuevo.

Quedó a milímetros nuevamente, y se acercó a mi oído y susurró algo.

Espero que esta noche abras tu ventana, te estaré esperando.

Me quedé helada y luego posó un beso en mi mejilla.

Eres tierna, Lola, te esperaré esta noche.

No respondí nada y entré de inmediato a mi casa y lo dejé ahí, afuera.  Me recosté un rato sobre la puerta. Traté de calmarme lo que más pude.

¿Pero qué acaba de pasar?

Mi Primera VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora