Seguimos caminando. Nos quedaba pocos metros para llegar a casa y en todo el trayecto fuimos cogidos de la mano. Él no me soltó y yo tampoco lo hice. Íbamos muy cómodos así.
Falta poco para llegar. Dije. Él me miró y asintió.
Yo bajé la mirada hacia nuestras manos como diciéndole "debes soltarme". Él entendió rápidamente y me soltó. La situación se volvió algo incómoda para mi gusto. Seguimos caminando hasta que llegamos a mi casa.
Listo, aquí nos despedimos. Dijo.
Lo sé. Dije desanimada.
Tranquila, ¿nos veremos hoy en la noche? Preguntó.
No lo sé. Dije.
Está bien, nena.
Te llamaré más tarde y te avisaré.
Sí, eso está mejor. Dijo rosando mi mejilla.
Hasta luego, Rizz.
Hasta luego nena. Nos despedimos. Yo entre a mi casa y él a la suya.
En ese momento sentí que algo había pasado entre nosotros. La manera en que rosaba mi mejilla, como hacía cosas que sin querer me gustaban.
¿Qué me estaba sucediendo?
Subí a mi habitación, me cambié y bajé para almorzar con mi madre.
Cariño, ¿qué tal el primer día junto a Rizz? Preguntó.
Bien mamá.
¿Qué hicieron?
Asistir a clases mamá. Dije sin pensar.
¿Qué te pasa Lola? Estas siendo muy grosera. Dijo mi madre.
Lo siento, mamá.
Está bien cariño, lo entiendo.
¿Qué me pasaba? Ni yo me entendía. Quería ver a Rizz pero al mismo tiempo no. Me quedé perdida en lo que pensaba mientras mamá preparaba la mesa. Estaba totalmente distraída. Luchando en mi mente con todas esas ideas que se habían formado. Había algo dentro de mí que se estaba saliendo de control. Ya no dependía de mí pero me hacía sentir muy confundida.
¿Me gusta? ¿Le gusto? ¿Y si no le gusto? ¿Me ilusioné demasiado rápido?
Lola, come por favor. Dijo mi madre sacándome de mis pensamientos. La miré desconcertada y luego asentí.
Terminé mi almuerzo, pero de la manera más callada, porque mientras almorzaba seguía la pelea de pensamientos en mi mente.
¿Salgo esta noche? ¿No salgo?
Acomodé la mesa y subí a mi habitación aún callada y perdida. Mamá sabía que me pasaba algo pero tal vez prefería no entrometerse. Cosas de chicos, pensará.
Estaba en mi habitación, y sonó el timbre. ¿Quién será? Escuché a mi madre llamarme.
¡¡Elizabeth!! Gritó.
¿Mi madre me había llamado Elizabeth? ¿Qué rayos hice? Nada malo que yo me acuerde.
Ya voy mamá. Dije.
Bajé y en casa estaba Rose, la mamá de Rizz.
Hola Rose. Dije de manera cortés.
Hola, ¿Elizabeth? Dijo sonriendo.
Sí, soy Elizabeth. Mi bello segundo nombre. Dije sarcásticamente.
Me parece muy bonito. Dijo Rose.
Gracias Rose. Dije sonriendo.
Aún no entendía por qué mi madre me había llamado.
Mamá, ¿para qué me necesitabas? Pregunté.
Oh no cariño, yo no. Rose te necesita.
¿Qué? ¿A mí? ¿Y yo que hice?
¿Me necesita? Pregunté.
Sí, necesitamos hablar. Dijo algo mas seria.
¡NECESITAMOS HABLAR! ¿Qué era mi novio o qué? Eso dicen los novios cuando quieren terminar algo.
Está bien Rose, dígame.
Mamá se retiró de la conversación ¿Qué pasó aquí?
Cariño, ¿pasó algo con Rizz el día de hoy? Preguntó.
¿Rizz? ¿Si le paso algo? No Rose para nada, creo.
¿Estuvo todo el tiempo contigo?
Sí, por supuesto, no se separó de mí. ¿Por qué? Pregunté.
Llegó muy triste. Ni siquiera comió, sólo subió a su habitación y no ha querido salir.
Rizz estaba exagerando las cosas en mi opinión, claro que también me sentía mal y andaba perdida pero el se encerró en su cuarto, y ahora no quiere salir. Vaya infantil.
Entiendo Rose, mañana le preguntaré.
Está bien cariño, gracias. Dijo.
Se levantó y fue hacia donde mi madre. La invitó a charlar y se quedaron ahí juntas. Me despedí de Rose y subí. Pensé en escribirle un texto a Rizz pero no, yo me sentía confundida con todo lo que me dijo Rose y ahora sería confundirlo aún más a él. Le marcaría mas tarde para vernos en la noche. Sería lo mejor.
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Mi Primera Vez
RomanceEsta soy yo, y esta mi pequeña historia. Soy Lola Price y tengo diecisiete años. Eso del amor no se me daba tan bien, nunca me gustó eso de andar sintiendo mariposas y esas cosas que me parecían ridículas. Hasta que llegó él, a todos nos pasa ¿no...