Mientras Rizz se ponía al corriente con mis apuntes, estaba en mi habitación leyendo y escuchando un poco de música. Dos horas se pasarían volando. Para el resto del mundo. Pero para mí, que quería verlo, obviamente esas dos horas se convertirían en una eternidad. Estaba a dos capítulos de terminar el libro que había comenzado hace algunos días. De pronto se me pasó por la mente el hecho de que Rizz me iba a llamar. Pero aún no entendía cómo. No le había dado mi número, así que decidí bajar y preguntarle a mi mamá.
Mamá, ¿sabes quién le dio mi numero a Rizz? Pregunté.
Mamá me miró rápidamente y luego posó sus ojos en el suelo. Algo ocultaba esta mujer, lo sabía. Ese gesto era miy típico cuando ocultaba algo o mentía.
Pues yo, hija. Me dijo así sin más. No lo ocultó por mucho rato, por lo visto.
¿Tú? Dije.
Sí, ¿hay algún problema linda?
Por supuesto, ¿por qué le darías mi número a un completo desconocido. Dije algo enfadada.
No es un desconocido.
Sí lo es mamá.
No, conozco a sus padres. Dijo.
Mamá, el hecho de que conozcas a sus padres no significa que lo conozcas a él.
Cariño deja de hacerte esas ideas. Dijo ella.
Mamá,pero es la verdad.
Sí nena como digas. Dijo.
Odio cuando no me toma en serio. Bueno la verdad tenía mucha razón, estaba haciendo alarde de algo que hasta yo sabía que era totalmente imposible. Él era distinto a los demás. Incluso el destino había "conspirado" de cierta forma para que él obtenga mi número de contacto. Decidí no quedarme a discutir más con mamá y mejor subí a mi habitación y me puse a escuchar música. Después de unos minutos mi música se interrumpió.
¡Dios, llamada entrante!
¿Qué hago? ¿Respondo o no? Han pasado justo dos horas. Acaso estaba esperando a llamarme. Lo hizo justo a tiempo. Si es que era él claro, tenía un número desconocido en mi pantalla.
Vamos Lola no seas cobarde. Pensé.
Hola. Respondí tímidamente.
Hola guapa.
Aunque al principio me molestaba que me llame todo el tiempo "guapa", ahora me agradaba. Ahora me parecía el piropo más bonito de la vida.
Hey, Rizz. Dije tratando de romper la tensión.
¿Puedo pasar ya a dejar los apuntes? Preguntó.
Sí claro, puedes venir. Respondí.
Está bien nena, en cinco minutos estoy ahí. Dijo y colgó.
Exactamente pasaron cinco minutos. Lo juro. En serio sería tan puntual o sólo quería impresionarme. Sonó el timbre, yo estaba arriba y me sobresalté al escuchar el sonido. Esta situación me tenía en tensión todo el tiempo.
Lola cariño, te buscan. Dijo mi madre.
Ya voy mamá. Arreglé algo mi cabello y bajé.
Hola nena. Dijo.
Hola.
Aquí tengo tus apuntes de vuelta. Terminé todo, y en tiempo récord. Sonrió.
Genial, me parece bien que te esfuerces tanto. Dije agarrando los apuntes.
Gracias nena, ahora explícame algo. Dijo confundido mirando los apuntes que ahora yo tenía en mis manos.
Sí claro, ¿qué deseas que te explique?
Esta parte de aquí, ¿acaso todos vemos las mismas materias en el mismo horario?
Después de su pregunta le expliqué todo lo que debía saber acerca de las materias y horarios. Le expliqué pasito a pasito porque mientras más me demoraba, mejor para mí. Traté de que el tiempo nos alcanzara. Y traté de que se quedara mucho rato también.
Listo nena, muchas gracias. Dijo.
Está bien, no hay problema.
Nos quedamos en silencio. Un silencio para nada incómodo. Al contrario, nos sirvió para mirarnos como antes lo habíamos hecho. Hasta que rompió el silencio con una pregunta.
¿Nos iremos juntos el lunes?
¡Ahhhhhhhhhhhhhh! SÍ, SÍ. POR SUPUESTO QUE SÍ. Pensé.
Si quieres. Respondí tratando de no darle tanta importancia.
Por supuesto nena, sería muy bonito. Además así me aprendo el camino y me puedes mostrar la escuela.
Bueno, estaría genial. Dije sonriendo.
Fue lindo verte.
Digo lo mismo.
Claro que fue lindo verte. Y claro que puedes venir conmigo el lunes. Y claro que puedo enseñarte la escuela. Todo. Todo.
Me tengo que ir. Aclaró.
Está bien, entonces nos vemos el lunes.
Sí nena. Afirmó
Lo acompañé a la puerta, y se quedó mirándome.
¿Qué me miras tanto? Dije sonriendo.
Miro tu belleza. Eres muy guapa. Dijo serio.
Me sonrojé por enésima vez, creo.
Deja de decirme cosas como esas. Respondí sonrojada.
Está bien nena, te veo luego.
Sí yo también. Dije.
Me dio un beso en la mejilla, y me dijo que esta noche me esperaría en la ventana. Lo vería de nuevo. A este punto me estaba gustando mucho verlo, y a mí me parecía peligroso al mismo tiempo. Claro que creía que él era un chico bueno, pero de todas formas tener un poco de cuidado no estaba de más.
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Mi Primera Vez
RomansEsta soy yo, y esta mi pequeña historia. Soy Lola Price y tengo diecisiete años. Eso del amor no se me daba tan bien, nunca me gustó eso de andar sintiendo mariposas y esas cosas que me parecían ridículas. Hasta que llegó él, a todos nos pasa ¿no...