Durante un entrenamiento en U.A., Midoriya golpeó accidentalmente a Bakugō en la cabeza.
PD: Una advertencia tardía -un poquito [mucho] tarde- por palabras fuertes, o groserías, o lenguaje vulgar, como quieran decirle. Advertencia válida después del...
Dicen que cuando estás por morir, ves tu vida pasar frente a tus ojos.
La gente dice que es como ver una película de los noventa, en tonos chillones a cámara lenta y con impresionantes detalles que olvidaste con el pasar de los años.
La teoría dice que es instinto de supervivencia, el cerebro te hace recordar cada detalle de tu vida en busca de algo que te ayude a sobrevivir.
— Lo siento...
Bueno, Bakugō no vió nada de eso.
" ¡Sal de ahí! "
Lo que vió Bakugō no fueron sus recuerdos, tal vez porque es una representación astral dentro de su propia cabeza.
Los recuerdos que vió y lo dejaron aturdido en medio del pasillo, como una gacela bajo las garras de un depredador, fueron, irónicamente, los recuerdos de Koe.
Sabe que son los de ella porque el primer recuerdo que vió, el único recuerdo que para él tuvo sentido, fue sobre el día que Bakugō cantó Electric Love y Koe lo escuchó.
" ¡Bakugō reacciona! "
Los demás recuerdos, bueno...
— ¡Corre chico! ¡Vámonos!
— ¡No escaparán!
No tienen ningún sentido.
Casas en forma de gallineros que corren por la pradera con piernas humanas, cerdos con alas que atrapan vacas violetas y las dejan caer desde lo alto, búfalos con caparazón de tortuga que cantan desafinado, el cielo es rosa y las nubes son verdes. Las mariposas fuman pipas en forma de orugas, los flamencos son azules y se prenden fuego cuando se asustan, el agua es blanca con peces dorados y rojos, hay puertas creciendo de los árboles como si fueran manzanas, gusanos de seda atrapando lechuzas en sus telarañas y un hurón de tres cabezas que es un estafador. ¡Y la lista sigue!
¿Qué sentido puede darle a todo eso?
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Para cuando volvió a sus cinco sentidos, lo primero que notó es estar corriendo por un pasillo oscuro. Las luces volvieron a apagarse, pero también huele a gas. Frente suyo hay una segunda persona corriendo, la mano del desconocido es cálida al tacto y lo sabe porque el susodicho literalmente lo está arrastrando por los pasillos.
No siente ninguna desconfianza hacia el sujeto, al contrario, siente que puede confiar en el. Hay una especie de electricidad recorriendo todo su cuerpo, una adrenalina estimulante que ya experimentó otras veces.
