-XXVII-

5.8K 393 29
                                        




Sam (POV):

Iba por uno de los tantos pasillos que tiene mi instituto, había un pensamiento que desde hace unas semanas no me dejaba dormir, pero desde que Kayla me había enseñado la biblioteca que tiene en esa gran casa no había parado de leer los mismos libros en busca de una cosa en concreto. No podía dormir, no sabia muy bien porque dentro de mi estaba naciendo tal necesidad, pero cada vez era mas profunda, como si en lo mas dentro de mis entrañas añorase serlo.

Estaba buscando la manera en convertirme en mujer lobo, ¿curioso verdad?

Era un pensamiento que no me dejaba estudiar, no me dejaba concentrarme. Convertirse en un licántropo siendo una simple humana no era tan sencillo. Solo un tipo de licántropo era el que podía morderme filtrándome el gen, sin embargo, nunca mencionaba a que tipo se refería.

Sali de mis pensamientos cuando me choque con un cuerpo. Levante la cabeza ajustándome las gafas. Me había chocado con Lana, suspire nerviosa por lo que podía venir.

-        Lo siento Lana.

Su ceño se frunció. Puso sus brazos como jarras antes de contestarme.

-        Maldita rata de biblioteca. – Aprete las manos alrededor de mis libros, que los llevaba sobre mi pecho. – Ten más cuidado, idiota.

No sabia si ser medio cazadora podía implicar que algo dentro de mi comenzase a arder, pero esta vez no me quede callada, le conteste.

-        Ten mas cuidado tu. – Escupí cortante.

Era consciente de que a nuestro alrededor se iba agrupando la gente del instituto, pendientes de lo que estaba sucediendo, y quizás, lo que estaba por suceder.

-        ¿Cómo dices estúpida? – Soltó indignada.

-        Lo que escuchas Lana, ¿o necesitas que te lo diga mas alto?

-        Mira... - Me miro de arriba abajo. – Niña, no se que bicho te ha picado. Pero mas vale que te calles.

Dio un paso amenazante hacia mi cuerpo, estaba acostumbrada al maltrato físico así que no me achante, podía soportar el dolor si ella se dignaba a pegarme.

-        No me da la gana de callarme. – Conteste. – No me importa absolutamente lo que me digas o me hagas, ¿y sabes por qué?  Porque yo tengo amigos que me quieren, que estarán aquí en un momento defendiéndome, estando a mi lado. – Su cara comenzó a tornarse roja. - ¿Pero sabes quien estará sola si le pasa algo?

No dijo nada, sus ojos se estaban inyectando en sangre a cada palabra que soltaba por mi boca.

-        Tu. – Sentencie fría. – ¡Con tu carácter de... de...

Jamás decía palabrotas, pero...

-        ¡De que estúpida, arranca!

-        ¡Con tu carácter de mierda! ¡NADIE QUIERE ESTAR CONTIGO! Ni si quiera para que calientes su cama.

A nuestro alrededor se escuchaban susurros de asombro por lo que acababa de decir. Nadie esperaba que la buena de Sam dijese una mala palabra, ni mucho menos levantase la voz. Pero estaba harta, harta de maltratos, hasta el moño de que se propasasen verbalmente conmigo.

Hasta aquí, nunca mas iba a dejarme pisotear.

La mano de Lana se levantó, cerré los ojos esperando el impacto, podía soportar una bofetada más, pero dicha bofetada nunca llegó.

Abrí los ojos cuando escuché un cuerpo caer al suelo. A mi lado estaba mi amiga, mi hermana. Kayla tenía el puño cerrado a su costado, mirando con una gran furia a Lana, una furia sobrenatural. El ojo de chica que tenia en frente estaba comenzando a ponerse muy rojo, se llevo las manos a la cara soltando un pequeño sollozo por semejante golpe que se había llevado. Mire a mi izquierda, quien ahora la ocupada Talia.

Mi perdición. #MT3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora