-XXXIV-

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Sam (POV):

Antes de nada, nos estábamos instalando en habitaciones de invitados en la mansión del Alpha y Luna de Blood Moon. Enzo y Liam se habían quedado hablando con Ian y Alaia mientras mi amiga y yo dejábamos las cosas con ayuda de Sandy, la mujer que ayudaba a mantener esta casa en orden, en nuestras respectivas habitaciones. Sali de la habitación entrando en la que tenía en frente viendo a Kayla mirar por la ventada que daba directamente a la entrada de la casa, presentí que algo le había comenzado a rondar por la cabeza, así que decidí acércame. Esta me miro de reojo con una triste sonrisa, preocupada le agarré de la mano.

- ¿Qué pasa Kay? – Negó parpadeando varias veces, alejando así las lágrimas. – No tienes que hacerte la dura conmigo.

Suspiró echándose la melena hacia atrás.

- Hoy era el cumpleaños de mi madre. – Tal y como dijo "mi madre" sabia de sobras que se refería a Melissa Wenner. – Intento seguir adelante con una sonrisa, pero días como este... me genera un esfuerzo demasiado grande.

- No tienes que hacer como que estas bien siempre. – Me encogí de hombros. – Mereces estar triste, ¿sabes?

- Lo se. – Le cayó un lagrima. – Los echo mucho de menos, Jolie y Steve son maravillosos, y sé que están intentando con todas sus fuerzas remediar todo estos años perdidos...

- Pero... - Le dije.

- Pero no son ellos, no son los Wenner. – Se llevo una mano a la boca aguantándose las ganas de llorar. – Esta bien Sam, deberíamos bajar. Estamos aquí por ti. – Con una sonrisa me toco el hombro caminándose hacia la salida. – No le digas a Enzo nada, lleva todo el día preguntándome que me pasa, pero se lo diré cuando estemos a solas. – Asentí con una pequeña sonrisa.

Ambas comenzamos a andar escaleras abajo llamando la atención de los tres hombres más la mujer que hablaban entre ellos. De repente aparecieron tres pequeños corriendo a toda velocidad por medio.

- ¡Leroy, Tim y Aiden! – Grito la chica haciendo que estos parasen. - ¿Así se saluda a los invitados? ¿Pasando como un terremoto a su lado?

- No mamá...

¿¡Mamá?! Pero si esa chica tendría veintipocos años, y esos niños... Comencé a hacer cálculos en mi cabeza, y no encajaban, ¡ni en broma!, pensé.

- Hola. – Saludaron los tres al unísono.

- ¿Podemos irnos ya? – El que parecía más mayor pregunto con una sonrisa muy manipuladora.

- Si, venga. – Suspiro negando divertida. – Perdonar, pero son tremendamente revoltosos.

- No importa, todos a esa edad lo son. – Mi chico hizo un gesto con la mano.

- Bueno..., ¿qué tal si vamos al salón y charlamos?

Liam me dedico una sonrisa antes de entrelazar nuestras manos, los seguimos con los pasos pegados a ellos. Nos sentamos en el gran salón que tenía con una bonita chimenea en frente. Lo cierto es que era un día caluroso, pero en la casa se mantenía un fresquito perfecto que contrastaba con el calor de fuera.

- Bueno, me comunique con la Diosa Luna para preguntarle como se podía hacer la transformación. – La chica, que tenía unos ojos preciosos, comenzó a hablar.

- ¿Hablas con la Diosa Luna cuando quieres? – Kayla le miro intrigada mientras esta asentía.

- Si, mediante meditación consigo... como decirlo. – Miro a su pareja pensativa. – Consigo trasladarme allí, como si mi alma permitiese separarse de mi cuerpo durante un rato.

Mi perdición. #MT3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora