-XVI-

11.4K 879 72
                                        



¡HE VUELTO! ¡Os he echado de menos! Lean la nota que dejare abajo, que se que las ignorais, malvados... (ง︡'-'︠)ง

Liam (POV):

-        ¡Abuela!

Aun con la mano de Sam entrelazada a la mía corrí en dirección de mi abuela, quien me miraba con los ojos rojos. Automáticamente sus arrugadas manos me rodearon dándome uno de esos abrazos que te hacen sentir que todo está bien, aunque no lo esté.

-        ¿Qué le ha pasado? – Mi abuela suspiro nerviosa. - ¿Abuela?

-        Es tu padre. – Un nudo se instaló en mi estomago esperándome lo peor. – Ha venido a la manada con su pareja. Había convencido a tu madre de ir a dar un paseo, pero en cuanto los ha visto de la mano ha corrido a casa, se ha bebido tres botellas de ginebra en una hora más o menos. – Se sentó en una silla mirándose las manos. – Quise dejarle tiempo, así que a la hora fui a verla y... estaba en el suelo inconsciente. Y bueno, el resto ya lo sabes... Aún no ha venido el medico a decirme algo.

Vaya... no esperaba para nada que mi padre volviese y mucho menos que con su pareja, él sabia de sobras que mi madre no lo superaba y a él parecía darle completamente igual. Tampoco podía juzgarle, pero mi madre había estado a punto de morir, y aunque fuese algo desagradable conmigo seguía siendo mi madre.

La mano de Sam ya no estaba con la mía, nos había dejado solos a mi abuela y a mí, situándose unos pasos atrás con Enzo y Kayla, los tres en silencio, sin saber muy bien que decir. La mano tatuada de mi amigo se puso en mi hombro, el sabia mejor que nadie lo que estaba pasando, él siempre ha estado conmigo en las buenas y en las malas, era como mi hermano.

-        Liam, todo ira de puta madre, ya verás. – Le dedique una sonrisa triste por encima del hombro.

-        Gracias Enzo. – Este asintió volviendo a dejarme espacio, sin embargo, llame a mi bonita. – Sam, ven. – Esta sin titubear se acercó a mí con una tierna sonrisa. – Abuela, ella es Sam mi compañera, apenas ha descubierto nuestro mundo, pero lo está llevando bastante bien. Me hubiera gustado que os conocieseis en otras condiciones. – Mi abuela sin pensarlo le abrazo.

Al principio Sam parecía sorprendida e incluso sus brazos no rodearon a mi abuela, pero al cabo de uno segundos sus delgados y pequeños brazos le abrazaros cerrando los ojos. Sabía lo que estaba sintiendo, mi abuela tenía ese don, de hacer sentir en casa a cualquiera con un simple abrazo.

-        Encantada señora. – Esta hizo un gesto con la mano.

-        Llámame abuela cariño. Me hubiese gustado conocerte con alguna de mis tartas en casa, pero bueno, así lo ha querido la Diosa Luna. – Acaricio la mejilla de mi bonita con una sonrisa. – Vaya, eres realmente preciosa, mi nieto no se quedaba corto.

Las mejillas de Sam mutaron a un rojo muy intenso, sus labios mostraban una sonrisa de agradecimiento, pero antes de poder contestar, dos personas aparecieron.

-        Hijo. – Trague saliva mirando a mi padre.

El cuerpo de Enzo se puso entre él y su pareja. Agradecía enormemente que aún me siguiese protegiendo como cuando éramos pequeños, él siempre iba a estar de mi parte, aunque eso conllevase ir al mismo infierno.

Mi padre parecía más joven que antes, e incluso más feliz. Su compañera, aunque le di un barrido rápido pude observar que era bonita, rubia como Sam.

-        No deberíais estar aquí. – Sentencie.

-        Alpha, ¿me permites? – Se dirigía a Enzo, aunque mi amigo me miro a mí.

Mi perdición. #MT3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora