-XIII-

12.8K 918 64
                                        

Liam (POV):

Tras escuchar la alarma salí corriendo hacia casa de Enzo, donde Sam permanecia en ese momento. No sabia muy bien que estaba sucediendo, pero el pánico y el movimiento de guerreros por la manada estaba en plena acción. Corrí a tal velocidad que notaba como mis cuádriceps ardían, pero no baje el ritmo. Cuando llegue a la puerta de la mansión me choque con el pequeño cuerpo de nuestra Luna, Kayla.

- Liam. ¿Sabes que esta pasando? – Negue con la respiración agitada. - Sam esta en el bunker con Talia, esta a salvo Liam.

Me quito un peso de encima, saber que Sam permanecia resguardada sin estar en mitad del peligro me aliviaba con creces, no soportaría que le sucediese algo.

- Gracias Kay...

- ¡LUNA!

Ambos giramos dirección hacia Néstor, quien venia con cara de pocos amigos. Fruncí el ceño confuso, el debería estar en primera línea.

- ¿Dónde esta Enzo? – Pregunto Kayla preocupada.

- Castigando a esos malditos niños hormonados de las narices. – La morena y yo nos miramos desconcertados. – Han sido unos niños, aprovechando que el guardia se había quedado dormido han tocado la alarma. Los he pillado saliendo de la torre corriendo.

- Malditos niñatos chupamofetas. – Me mordí el labio reprimiendo una carcajada por el insulto ingenioso de Kayla.

- Enzo se ha encargado de darles su merecido castigo, una semana en los calabozos. – Abrí los ojos sorprendido, lo que habían hecho estaba mal, pero eran solo unos críos.

- ¿Una semana? ¿Es que Enzo es una monjita de la caridad que no ha hecho ninguna gamberrada en su vida? – Resoplo cabreada. – Voy a hablar con esas bestia bruta.

Ambos vivos como Kayla se iban corriendo hacia donde mi amigo debía de estar. Negue divertido despidiéndome con la cabeza de Néstor, quien igual de amargo, se fue hacia el bar, seguramente a emborracharse como era de costumbre. Él no había tenido una vida fácil, lo encontraron de recién nacido en la entrada de la manada y él nunca ha querido saber nada de su pasado, tampoco ha tenido mucha relación con nadie. Solo confiaba en mi y en Enzo, ni si quiera en el gamma.

Entre en casa de mi amigo dispuesto a ir a donde estaba Sam, cuando Camí y, para mi sorpresa, Adam venían riéndose de dios sabe que, saliendo de la casa. Salude con la mano algo confuso.

- ¡Liam! – Sonreí hacia Camí.

- Hola Camí. Adam. – Ambos nos saludamos simplemente con un gesto con la cabeza.

No es que me cayese mal, pero era el mate de mi mejor amiga, a quien consideraba mi hermana pequeña. No iba a permitir que un cazador le hiciese daño en ningún sentido, aun así, fui amable y agradable con él, todo el mundo merecía el beneficio de la duda.

- Había venido a ver a Kayla cuando ha sonado la alarma. – Se toco el cuello nervioso. – Si es inconveniente puedo irme...

- Tranquilo Adam, puedes estar aquí. Eres amigo de Kayla y ahora... de Camí, así que no veo problema. - Me encogí de hombros restándole importancia. - ¿Dónde ibais?

- Cuando nos hemos escuchado la alarma me encontré con Adam, y venimos a ver si estaba Sam bien, me he acordado de que ella no sabía nada de este mundo... - Sonreí agradecido hacia Camí, ella a pesar de ser un desastre rebelde era una persona con un gran corazón.

- Gracias Camí. – Dije agradecido. – Y Adam.

- Un guardia nos dijo que le acababan de comunicar que era una falsa alarma, así que aprovechando la buena noticia no íbamos al bar Token a tomar algo, ¿os apetece venir? – Asentí de acuerdo con Adam, quien acababa de invitarnos.

Mi perdición. #MT3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora