Mi perdición. #MT3

-XL- EPÍLOGO -

*CINCO AÑOS DESPUÉS*

Sam (POV):

Después de mi paso por Stanford y graduarme con muy buenas notas había adquirido un puesto en el hospital de Trisquel como doctora en Neurociencia. Sorprendentemente, cuando me ofrecieron el puesto, Enzo me explico que al ser una de mas manadas mas grandes de la parte oeste de Estados Unidos, teníamos más especialistas en hombres lobos y seres sobrenaturales en el hospital que en las demás manadas, muchos heridos de gran gravedad o con problemas sin explicación eran derivados aquí, a Trisquel. Aquí me especialice en la biología de nuestra especie para poder trabajar con mas eficiencia en ello. Para mi sorpresa había una gran cantidad de hombres lobos y algún que otro brujo, en coma, con aneurismas e incluso amnesias.

El cerebro era fascinante.

Hace un año, mas salir de la Universidad, Liam y yo nos casamos para hacer del todo nuestro lazo, ante los ojos del mundo entero, completamente unido. Esos años fuera de casa habían sido algo difíciles, Liam y yo discutíamos de vez en cuando debido a la lejanía de nuestros apoyos sentimentales, y, sobre todo, porque al principio mi marido se sentía muy perdido fuera de Trisquel. No obstante, superamos todos los baches que la vida nos ponía de por medio y aprendimos mucho más el uno del otro. Por eso mismo, cuando Enzo me explico todo y la responsabilidad de mi cargo me alegre muchísimo. Había echado de menos muchos a mis amigos, a mi padre y a mi hermano.

Me levante de mi despacho dejando un informe de un paciente con coma desde hace un año. Su caro era el más extraño que teníamos en planta, sus constantes vitales eran totalmente normales, sin embargo, su cerebro no conseguía enviar las señales correctas para despertar. Sali de allí estirando mi espalda escuchando crujir mis huesos por el entumecimiento de este. Escuche risas venir de la terraza de mi casa así que comencé a andar hacia allí, baje las escaleras doblando a la izquierda para cruzar por el salón y abrir la puertecita que daba al jardín trasero. Una caballera morena y con unos enormes ojos azules vino corriendo hacia mí.

- ¡Tía Sam! – Sonreí agachándome para coger en brazos a Kendra.

Aquella niña de tres años era la primera hija de Enzo y Kayla, que para mi sorpresa se había quedado embarazada año y medio después de irme a la Universidad. Bese su mejilla recibiendo otro beso de su parte.

- Mamá va a tener otro hijo. – Abrí la boca quedándome totalmente en blanco.

- ¡Kendra Deasley! – Grito mi amiga acercándose hasta mí. – Te hemos dicho que era una sorpresa para la cena.

- Pero yo quería contárselo ya. – Le reprocho ella provocando que a Kayla le saliese humo de las orejas.

- Niña desobediente. – Le dijo. – Te voy a encerrar en una mazmorra.

Kendra comenzó a revolverse en mis brazos, le deje en el suelo viendo como se iba corriendo hacia su padre que estaba con mi chico sentados al borde de la piscina.

- ¡Papi! – Grito tirándose en sus brazos. – Mami me ha dicho que me va a encerrar en una mazmorra por decirle a la tía que vais a tener otro hijo.

- ¿Otro bebe? – Pregunto mi chico. - ¡Eso es genial! – Todos reímos ante la alegría Liam.

Enzo se quedó totalmente callado mirando de reojo a su mujer que estaba a mi lado con los brazos cruzados sobre su pecho.

- No se a quien habrá salido esa niña. – Murmuro mi amiga con una pequeña sonrisa.

- A ti, ¿no crees? – Le dije dándole un beso en la mejilla. – Enhorabuena Kay. – Aprete los labios intentando no llorar.