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Sam (POV):

-        Espera, espera. – La mano de Kayla se acerco a mi cuello, así bajando la parte de arriba de mi camiseta. – Joder... - Susurro. - ¡Joder! Eso si que no me lo esperaba ¡El rubio te ha marcado! – Mis mejillas automáticamente se sonrojaron.

Kayla giro la cabeza hacia la puerta de mi nueva habitación, la melena pelirroja de Talia se asomó, su sonrisa me indicaba que había escuchado todo lo que le había contado a Kayla. Y entonces hizo lo que siempre hacía.

Gritar.

La almohada de la cama voló estampándose con la cara de mi otra amiga. Kayla comenzó a reírse y yo le seguí. Talia no había sido capaz de esquivarla y soltó un quejido de molestia.

-        Eres una bestia Kayla. – La morena sonrió encogiéndose de hombros.

-        Lo sé.

-        A ver Sam, ¿he escuchado que Liam, ¡LIAM!, te ha marcado? – Se sentó a mi lado en la cama.

Cruzo sus piernas en formas de indio, y colocó sus codos sobre sus rodillas. Me miró con un brillo de emoción en los ojos esperando a que dijese algo, pero la verdad que ella ya lo sabía.

Si, Liam me había marcado, y me sentía como nueva, incluso me sentía diferente.

Mas feliz, más fuerte, más segura de todo. Y me gustaba, me gustaba mucho sentirme así.

-        Fue ayer, después... después de la charla con nuestros padres. – Dije de más a poco. – Es raro pensar que somos como hermanastros, a la vez almas gemelas y que encima vamos a tener un hermano en común. ¡Ah! Por no olvidarnos que mi verdadero padre es el padre de Adam Gold.

Mire que mis dos amigas que no daban crédito a lo que acababa de soltar, pero necesitaba hacerlo. Decirlo así y liberarlo de mí.

-        Vaya...

-        ¡Mierda Rubita!

Medio sonreí al ver la reacción tan diferente de ambas.

-        Eres hermana de Adam, de mi pelirrojo... Madre mía, vaya giro de los acontecimientos más inesperado. – Kayla tenía el ceño característicamente fruncido. - ¿Cuándo se lo vas a decir a Adam?

-        ¿Por qué crees que no lo sabe ya? – Movió la cabeza como si fuese obvio la respuesta.

-        Pues, lógico, es mi mejor amigo y me cuenta hasta cuando va al baño a hacer muñequitos de barro. – Solté una carcajada mientras Talia hacia un sonido parecido a un vomito.

-        Que asco. – Sonreí hacia ellas.

La verdad que no sabia muy bien como hablar con Adam, pero me gustaría decírselo, y quien sabe, quizás en un tiempo seamos hermanos inseparables. Siempre había querido tener un hermano para poder disfrutar de la vida con él, había deseado con alguien me hubiese defendido como cuando Kayla lo hizo. Ella se había comportado como mi hermana mayor desde que se fue del grupo de Lana, y menos mal, gracias a eso he conocido a Liam, mi alma gemela.

Y ahora bien, Adam debía saber todo esto, pues tanto él como yo vivíamos engañados y no era justo que él no lo supiese.

-        No se como contárselo, él debe saberlo. Al final somos... hermanos.

-        Ahora que caigo, si tu padre es el de Adam eso significa... - Talia y Kayla se miraron. – Tu eres medio cazadora. – Alcé las cejas, pues la verdad que no me lo había planteado. - ¡Te voy a entrenar! Serás una asesina despiadada y sangrienta. – La cara de mi amiga me asustaba, parecía totalmente dispuesta a enseñarme y a disfrutarlo.

Mi perdición. #MT3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora