-XXIX-

4.4K 329 17
                                        

Sam (POV):

Después de la discusión de anoche no había tenido la suficiente fuerza de voluntad para hablar a Liam. Me sentía incomoda y algo desconcertada por sentirme así, estaba realmente cabreada. Lo que me había hecho explotar era la acumulación de cosas que habían sucedido en mi vida a lo largo de estos meses atrás. Nunca me había puesto así, simplemente deja salir mi enfado y lo proyecte, ayer fue una de las pocas veces en mi vida que me sentía libre para poder cabrearme de verdad.

Suspire atándome los cordones de las deportivas, habíamos acabado el entrenamiento, uno muy intenso en realidad. Kayla nos había metido bastante caña y acabamos todas sudadas pese a que hacía frio fuera. Me incorpore del banco que estaba sentada cerrando mi taquilla del vestuario. Oí las voces de mis dos amigas acercarse mientras las dos se iban riendo de lo que sea de lo que estaban hablando, mire de reojo a Kayla quien al final se acercaba sola, pues Talia se había puesto a enseñarle a Sarah, una chica del equipo, algo de su móvil.

-        ¿Lista? – Asentí colgando mi mochila de deporte en mi hombro. - ¿Estas bien? -  Me susurro acercándose un poco.

-        No. – Me sinceré. – Me siento extraña después de haber discutido con Liam.

-        Bueno, las parejas discuten Sam. – Se encogió de hombros. – Es de lo mas normal, más cuando empezáis a vivir en el mismo techo.

-        Pero... no sé, nunca le había hablado así. – Asintió colgando su mochila sobre su hombro.

-        Suele pasar que, con quien mas confianza tenemos y mas queremos, pagamos nuestras frustraciones. Y lo mas probable es que confíes tanto en Liam que no te de miedo o apuro mostrarte cabreada, mucho menos con él.

Comenzamos a andar hacia la salida.

-        Arreglareis las cosas y ya está. – Le sonreí agradecida. – Créeme, he discutido y discuto con Enzo. – Se rio negando con la cabeza.

-        ¿Sabes donde se han ido esta tarde? Liam me ha dejado un mensaje diciéndome que llegara para la cena.

Kayla me miro durante unos segundos mientras seguíamos andando hasta el final del pasillo. Me abrió la puerta que daba al aparcamiento sin moverse de ahí, apareció corriendo Talia quien llevaba las mejillas sonrojadas por la carrera que acababa de pegarse.

-        Han ido a reunirse con los cazadores, Adam les ha organizado un encuentro. – Fruncí el ceño. – Se han juntado para descubrir que narices hacen los del circulo rojo aquí, y porque le hicieron eso a... Charlie. – Asentí tragando duro.

-        Ah.

-        ¿Me puedes dejar en casa de Dylan? Sus padres no están y quiero contarle lo que soy.

Aquella confesión hizo que parasemos las tres en seco. La pelirroja nos miraba sonriendo con nerviosismo, no es que no la creyese, pero había dicho muchas veces que se lo iba a contar y no lo hacía.

-        Bien...pero ¿y la vuelta? – Le pregunto Kayla. – Los chicos no están en la manada.

-        Oh... -

-        Toma. – Le extendió las llaves de su camioneta.

Mire sorprendida a Kayla, ella jamás dejaba su camioneta a nadie. La cuidaba como si fuese lo mas preciado, incluso le había visto echarle cera a la carrocería.

-        Ni un rasguño Talia, no cambies de marcha como si fueras Toretto, y ni si te ocurra quemar el embrague. – La pelirroja le dio un fuerte abrazo. – Cuida de Lauren.

Mi perdición. #MT3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora