𝐅𝐎𝐎𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔

CAPITULO 22

¿Desde cuándo el silencio ya me molesta? He estado tres días sin ver a Anna. ¿La razón? No puedo pensar con claridad si la llego a ver en los pasillos del castillo.

Agradezco por desvelarme una noche completa en mi despacho, ahora ya no tengo nada de cartas por responder.

Mi mente ahora era lo que Olaf me comentó sobre que Arendelle es amor, que las personas que viven aquí lo son.

¿Cambiará si llego a decir que estoy perdidamente enamorada de mi hermana?

Mi respuesta es un si definitivamente.

No solo les molestará el pueblo, también los otros reinos. ¿Y si dejan de comercializarse con nosotros? ¡Traería a la ruina este lugar!

Me tomé el tiempo de pensar una segunda opción: Dejar que Anna se case con Kristoff, y poder vernos a escondidas.

Esa es una opción.

La tercera es terminar todo tipo de relación con Anna. Ella continuaría su vida con el rubio, yo seguiré siendo la Reina de Arendelle que posiblemente pueda tener un Rey a su lado.

Pero dejar de ir al amor de mi vida así... No es algo que quiero hacer.

Se que faltan siete días para la boda y Anna no me ha dicho sobre su idea.
Quizás ella ya tomó la decisión y yo estoy divagando mucho.

¿Podré ser capaz de ver a mi hermana comprometida para toda su vida con Kristoff?

¡Es que el no la merece!

Y Anna ya ha dicho que solo lo ve como un amigo, ¿A quien le está mintiendo?.

¿Podría salir ahora y hablar con ella?, Se que es de noche pero necesito hacerlo.

Salí de mi habitación para ir al de Anna. Me sorprende que el silencio estaba en todas partes, ¿Por qué no escucho a Olaf ni a nadie más?.

Me detuve al estar en frente de la puerta de Anna. Dudaba si tocar la puerta o no.

— ¿Estará dormida? — pregunté a lo más bajo.

Me acerqué para escuchar el otro lado de la habitación. Estaba por unos segundos en silencio, hasta que Anna mencionó el nombre de Kristoff.

¿El está con ella?

Escuché más y sabía que no estaban conversando.

¿En serio pudo hacerme esto?

Quiero abrir la puerta para que ya no sigan haciendo nada.

¿Debo hacerlo?, Creo que sí.

Toqué dos veces fuertemente la puerta.

Escuché como Kristoff le preguntó a mi hermana si esperaba a alguien.

Una pregunta estúpida.

— ¿Quien? — preguntó Kristoff abriendo la puerta. — Oh, Elsa.

— Su majestad para ti — respondí secamente. Entré a la habitación y si, me esperaba a que Anna estuviera tapada con las sábanas de su cama. — Quiero hablar contigo.

— Estoy con Kristoff, Elsa — respondió arreglándose el cabello que lo tenía despeinado.

— ¿Eso importa? — voltee a ver al rubio que tenía una sonrisa descaradamente.
— Debes irte

— Me iré hasta que Anna me lo diga.

— Sabes perfectamente que soy la Reina de Arendelle, y mi palabra vale más que de una simple princesa — respondí y Kristoff agachó su cabeza. — ¿Estás avergonzado? ¿O nunca pensaste que te iba hablar de esta forma?

— Elsa estás...

— Guarda silencio, Anna — mi voz se escuchaba con frustración, ¿Pero como no debe estar así?. — Kristoff, prometiste que ibas a cuidar de Anna hasta la boda, ¿Por qué estás aquí y de esta forma?

— Elsa yo... — se detuvo cuando se fijó que mi mirada era de odio hacia el. — Reina, disculpe. Yo no me detuve a mis tentaciones... Su hermana es muy bella y yo...

— Y tú no deberías estar con ella — No sé por qué, pero estás palabras ya era personal.

— ¿Disculpe? — preguntó.

— Kristoff, debes irte — fue lo único que pedí. El chico asintió, tomó su ropa y salió de la habitación de Anna.
Voltee a verla para ver su reacción, y ella solo estaba ahí callada.
— ¿Estás bien?, ¿Que te está pasando?. Me dijiste que no sentías nada por el y esto me demostró lo contrario.

— Elsa, debo explicarte.

— Cállate, no quiero escucharte — estaba más furiosa, no me duele que Anna esté con Kristoff, me duele que me haya traicionado. — Eres...

— ¿Que? — preguntó levantándose de su cama, caminó hacia mi y quedó a unos centímetros de mí área personal.
— ¿Que soy que?

— Dímelo tu, creo que sabes la respuesta — dije eso y salí de la habitación.

Quería destrozar todo. Mi frustración ya se sentía por cada esquina del Reino.

¿Cómo es que pudo hacerme esto?

Si quiere casarse con el, debería decírmelo para que yo terminé con cualquier relación que tenga con ella.

¿Cómo es posible que ese imbécil estaba tocando cada parte de Anna?

¡Maldición! Yo quería hacer eso, pero parece que no estará nunca en mi destino.

Llegué nuevamente a mi habitación y Olaf estaba allí sentando en mi cama.

— Tienes que irte tu también, Olaf — le pedí fríamente. — No estoy de humor para hablar con nadie.

— ¿Te soy sincero? Yo tampoco pero necesitamos hablar.

Fue lo único que me dijo.

Bien, es hora de perder en este juego.