𝐅𝐎𝐎𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔

CAPITULO 4

Hoy en el desayuno, Anna no me dirigió la palabra ni su mirada, y sé que debe estar molesta por lo sucedido de anoche. Mañana será la fiesta, y creo que alguien no irá.

—Olaf.— llamé a mi amigo, el se encontraba al otro lado del jardín, mientras que yo estaba sentada bajo un árbol.

—Los capullos son hermosos, al principio no notas su hermosura, pero cuando abran serán las más hermosas.— sonrío al sentarse a lado mío.—¿Sucede algo, Elsa?

—Necesitaba un consejo.— suspiré y quedé viéndolo por unos segundos y luego desvié mi mirada al frente.—¿Debo pedirle una disculpa a Kristoff y Anna?.

Debo aclarar, que hace unas horas tuve que platicar sobre lo sucedido con Olaf, tenía que quitarme ese peso que tenía.

—No hiciste nada malo, solo proteges a tu hermana como debe de ser.— comentó Olaf.—Pero eso no significa que siempre la tendrás que proteger, Elsa, Anna ya tiene a Kristoff y..

—Lo sé, pero siento que no es bueno para ella. Es decir, es lindo, caballero y con buenos sentimientos. Pero no es el indicado para Anna.

—¿Y tú sí?.— preguntó Olaf y esa pregunta me hizo pensar en muchas cosas.

Si Anna le interesaran las chicas, sin tan solo fuera así, yo sería la indicada para darle amor, como ella lo desea.

"Anna, puedo ser la indicada si tú quieres que lo sea".

—Yo..— susurré tratando de buscar una respuesta.

—Elsa, debes estar segura. Cuando tengas la respuesta tendrás que decirlo o gritarlo.

—Me aseguraré de eso, ya verás.— me levanté al igual que Olaf, tomé su mano y caminamos hacia el castillo. Tengo que regresar a mi oficina y terminar de leer algunas cartas del pueblo.

Mientras caminábamos, Olaf me contaba alguna anécdota de él y sus pequeñas aventuras, pero sentía que algo faltaba.
Dejé de escuchar cuando miré a Anna muy sonriente, Olaf la saludó primero así que tuve que hacerlo:

—Hola, ¿todo en orden?.— pregunté, Anna solo sonrío y asintió.

—¡Anna!, ¿estás lista para mañana?.

—Estoy emocionada de ver otra vez a nuestros amigos, Kristoff y yo estaremos ahí.— todo iba bien hasta que mencionó al rubio.

—Anna, Kristoff irá pero no estará contigo.— lo que comentó Olaf hizo que sonriera de oreja a oreja, puedo tener una oportunidad, una gran oportunidad.
—No me malinterpretes, pero kristoff le gusta estar a solas con Ryder y hablar de renos.

—Ya lo veremos.— sonrío Anna y se fue.

Me despedí de Olaf y me dirigí directo a mi oficina, cuando entré miraba más cartas, más peticiones y más invitaciones de parte de algunos reinos. Ser reina no es tan fácil.

Me senté y empecé a leer la primera carta, era una invitación del reino de las islas del sur, hice un gesto al leerlo. En cuanto más lo leí, me di cuenta que será el aniversario de los padres de Hans y por suerte él no estará ahí. La carta venía muy bien escrita, debió ser el rey o la reina quien lo escribió, pues pidió disculpas de lo que su hijo había hecho hace algunos años.

Tal vez vaya, pero primero tengo que comentarle esto a Anna. Guardé la invitación y seguí con otra. Y así fue durante cinco horas, leer, pensar y responder no es lo mío. No me siento bien al hacerlo.
Pero hice una promesa, cuidar de Arendelle y hacer lo que mis padres no pudieron.

La noche había llegado miré la hora, faltaban algunos minutos para la cena, salí de mi oficina y caminé por el pasillo. Cuando llegue a la mesa, noté que Anna no estaba pero sí estaba mi pequeño amigo.

—¿Donde está Anna?.— pregunté sentándome, Olaf solo me miro y negó.

—No lo sé, después de esta mañana no la volví a ver.

¿En serio?, mi pequeña hermana no está y eso es muy raro. Ella no suele alejarse sin hacer ruido, pero esta vez.. no quisiera pensar en algo grave, quizás debe estar con su novio.

La comida fue servida, quise esperar unos minutos más pero Olaf insistió en que ya comiera.
Cuando vea a Anna tendré que pedirle una explicación.

—Elsa.— me llamó Olaf.—Anna está bien.

—Lo sé, pero me preocupa. Anna sabe la hora de la cena y sabes perfectamente que no suele faltar.— mi voz se escuchaba algo tensa, pero ¿como no?, mi hermana no está y ni siquiera me dijo que iba a salir.

Después de terminar, salí del reino sola, Olaf se ofreció en acompañarme pero le dije que era mejor que él se fuera a descansar. Cuando estuve cerca de las demás personas, vi una silueta muy similar a Anna, me acerqué para verla mejor pero no era ella.

Seguí caminando hasta que me topé con el trineo de Kristoff y desde ahí llegaron muchas imágenes de Anna y el a mi mente. Ellos dos besándose, mientras que Kristoff toma de la cintura a mi hermana..

Okay Elsa, no pienses eso.

Me acerqué un poco más, hasta que pude oír las voces de ellos dos. Hablando de mí..

—Anna, sabes que es tu hermana y solo quiere protegerte.

—Lo sé, pero como te dije. No tenemos nada en común.— ¿Nada en común?, nos gusta el chocolate..
—Elsa ya es mayor también yo, pero no quiero que me proteja o decirme con quien puedo salir y con quien no.

Yo solo te protejo..

—Anna..— susurraba Kristoff, me asomé un poco más y el la estaba abrazando..—deberías decirle que no tiene que controlar tu vida.

—Se lo diré, pero ya me tengo que ir al igual que tú.— se separaron y tuve que esconderme.

—Déjame acompañarte.

—Iré sola, no quiero que Elsa te vuelva a decir algo.— Un buen punto, pero irás sola al reino Anna, eso significa que debo salir de aquí.

Con mucho cuidado salí de ese lugar sin hacer el mínimo ruido. Cuando estaba lejos de aquel lugar, caminé más rápido hasta llegar a la entrada del reino.
Miré hacia atrás y pude ver que Anna ya venía y con una sonrisa..

Tu felicidad es estar con Kristoff..

No, no. El no es tu felicidad, solo te sientes bien porque te escucha, algo que yo no puedo hacer.
Te sientes bien porque te pone atención, sale contigo y te hace reír, pero el no es tú felicidad.

Me di la vuelta y caminé hasta el castillo pero cierta persona me habló, di la vuelta y saludé a Anna.

—¿Que haces a estas horas?.— preguntó Anna.—Pensé que ya estabas dormida..

—Solo di un paseo, para despejar mi mente de los asuntos que lleva acabo una reina.— sonreí tímidamente.

—¿Será tu nueva rutina?.

—Supongo que sí.— mientras sepa si no estás en el castillo.—¿Tú que hacías?.

—Estaba..— Anna se quedó callada y luego sonrío.—Acabo de hablar con Kristoff.

—¿Todo bien con el?.— pregunté haciéndome la que no sabía nada.

—Sí, hablábamos sobre la fiesta.

¿Fiesta?, ¡Ah!.. mañana, casi lo olvido.

—Creo que es hora de entrar al castillo.— sonreí y caminé, Anna se puso de lado mío y luego rió.—¿Que es tan gracioso?.

—Nada.— cuando entramos, dejé a Anna a su habitación y luego me dirigí a la mía, me di una ducha y me puse mi pijama.

Me introduje a mi cama e intenté borrar de mi mente aquella charla de Anna y Kristoff.

—No tenemos nada en común.— susurré para sí misma.

Escucharlo para mí fue.. doloroso.