CAPITULO 23

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Estoy más de cinco minutos esperando a que Olaf hable. El dijo que tenía algo que decirme; pero no ha dicho ni una sola palabra.

— ¿Vas hablar? — pregunté y el solo suspiró.

— Anna tomó una decisión, no creo poder cambiarlo...

— Un momento, ¿Estará con el? — pregunté con tristeza. — ¿Y por eso estaba con Kristoff ese rato?, ¿Por qué no me lo comentó antes?

— No tengo idea...

— ¡Perfecto!, Ella tomó esa decisión sin consultarme. Ahora se nota quien no le interesa.

— No creo que sea eso, Elsa — murmuró.
— También Kristoff está dudando de ti.

— ¿Dudando? — ¿a qué se refiere?. Estoy tan molesta. ¿Por qué Anna no me dijo nada? Ni siquiera se tomó el tiempo para decirme que se quedaría con el.
— ¿Sabes? No me interesa saber nada. Que Anna sea feliz y yo continuaré con lo mío.

Salí de mi habitación, ya que Olaf estaba ahí y no puedo llorar en frente de él.
Salí del castillo y caminé hacia el pueblo para distraerme un poco, pero no fue así. Empecé a llorar, mi corazón estaba roto y eso nadie lo va arreglar. Se que Anna puede ser feliz con Kristoff, pero no obtendrá esa felicidad que pude haberle dado yo.
El puede amarla, pero no de la misma manera que la amo yo. Si Anna tan solo supiera que daría mi vida por ella, que estaría amándola a cada segundo de mi vida, creo que Kristoff no haría eso.

Las lágrimas empezaron a caer sobre mis mejillas. Me senté en una banca para pensar bien la situación.

¿Ya no tengo oportunidad?, ¿El tiempo de enamorarla se acabó?.

— ¿Por qué me siento tan débil? — susurré.

Cerré los ojos para evitar llorar otra vez, pero una voz me llamó y esa provenía de Anna.

— Elsa, quiero disculparme — abrí los ojos para verla. Ella estaba en frente de mí, llorando igual que yo. — Debes entender algo...

— Ya lo entendí, Anna — dije en voz baja.
— Lo elegiste a él y no me duele. Lo único que me lastimas es que no me hayas dicho nada. ¿Dónde quedó la confianza entre nosotras?, Dijiste que no debíamos ocultar nada, ¿Esa regla no iba para ti?.

— Elsa yo... — se detuvo y se sentó a lado mío. — No quería lastimarte. No es mi decisión estar con Kristoff, quiero estar contigo. Mi amor te pertenece a ti y solo a ti. Debes entender que lo que hice es para protegerte.

— ¿De que, Anna?

— De las personas y del mundo entero — respondió. — Kristoff me comentó que estás muy cerca de mi y que no es bien visto para el, lo ve muy raro. Yo le dije que no hay nada de malo que nos llevemos porque somos hermanas. Pero las hermanas no se besan, Elsa. Las hermanas no se esconden de la gente para disfrutar su momento juntas.
Desearía no ser tu hermana, desearía que no fueramos dos jóvenes de la realeza. Solo quiero ser alguien normal que pueda besar a la chica que ama sin que tengamos que escondernos.
Pero nos tocó esta vida...

— Anna, yo te amaré en esta vida y en las demás.

— Se que debí decírtelo, y me arrepiento de no hacerlo. Pero dime Elsa, ¿Hay una solución?

— Cancela la boda, Anna... Esa es la única solución.

— ¿Y romperle el corazón a Kristoff? — preguntó.

— ¿O romperme el corazón? — ahora yo pregunté viéndola fijamente. — ¿A quien le conviene que le rompas el corazón?

— Yo no quiero romperte tu corazón Elsa, yo quiero cuidarlo y amarlo.

— Kristoff entenderá que no es para ti y tu lo sabes, Anna.

— ¿Y que es bueno para mí? — me quedé callada por unos segundos pero ya no puedo quedarme así siempre.

— Yo soy buena para ti, Anna. Yo puedo amarte, puedo hacerte feliz, puedo ser la persona que haga todo por ti. Yo puedo hacerte mujer, puedo hacerte sentir como una. No te faltará cariño de mi parte, no te faltará nada. Solo acéptalo, sabes que Kristoff no te conviene, es lindo y lo acepto pero... Siento que el te tiene atada a el.
Y no puedo aceptar que te cases con el sin saber que vas a estar bien. ¿Lo estarás?, ¿Kristoff es lo que quieres en tu vida? — Anna se quedó callada. — Te amo, ¿Si?, Pero si me pides que te deje ir, lo haré.

— Yo también te amo, y dejarte ir no es una opción. No tengo el valor de decirle a Kristoff que no me quiero casar con el. Pero tengo el valor para hacer esto — Anna se detuvo y se acercó a mi para darme un beso en los labios. Me separé de ella enseguida porque tenía miedo de que alguien nos viera de esta forma.

— Perdóname — me disculpé por lo que hice. — Pero no puedo arriesgar esto aquí.

— ¿Y en dónde te puedo besar?

— No creo que sea un buen momento para que me beses, no después de haberte faltado al respeto ese rato.

— Ven a mi habitación, Elsa. Kristoff no está en el castillo.

— ¿Quieres seguir hablando de esto? — pregunté y ella negó con una sonrisa.

Tomó mi mano y nos dirigimos al castillo. Me sentía apenada e incómoda. No por la situación, sino porque mi nariz está roja y mis ojos también.

Entré a la habitación de Anna al igual que ella. Cerró con llave la puerta y quedó viéndome.

— Para que nadie moleste — Me senté en la cama de Anna, y ella también pero estuvo muy cerca de mí. Tomó mi mano y la acercó a su pecho de lado izquierdo.
— ¿Sientes eso?, Es lo que siente mi corazón por ti. Eso nadie lo podrá cambiar —
Sonreí y me acerqué para besarla. Sentía sus labios tan suaves que no me detenía para morderlos. Escuché como Anna se quejó de placer y eso hizo a qué continuara pero está vez en su cuello.
En un impulso acosté a Anna en la cama, quedando de bajo de mí. Ella dejó de besarme y se acercó a mi oído para decirme lo siguiente: — Hazme Tuya, Elsa.

𝐅𝐎𝐎𝐋 𝐅𝐎𝐑 𝐘𝐎𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora