— Deja de mirarme así, Roronoa.
Zoro sonrió y le dio un breve beso de los muchos que compartieron durante esa mañana. Había sido una mañana llena de besos, abrazos y confesiones que jamás olvidarían. Se habían encerrado en la habitación y ya llevarían al menos dos horas. De hecho, ambos sabían que era probable que fuesen los únicos que quedaban a bordo del Sunny teniendo en cuenta que todos los Mugiwaras cada día se estaban dedicando en cuerpo y alma a mejorar sus habilidades y prepararse para el asalto al Yonkou.
— ¿Cómo te miro?
— Como si me fueses a comer con la mirada, idiota. ¡Es intimidante! —se quejó mirando al techo de la habitación intentando evitar la mirada del peliverde, cosa difícil, porque se encontraba sentada en su regazo mientras él le rodeaba la cintura.
— ¿A estas alturas te da vergüenza que te mire? —ella asintió varias veces— Pues llevo mirándote así desde que te vimos en tu isla.
La enana se sonrojó notablemente provocando que el espadachín se riera.
— ¡No mientas! —exigió divertida mientras tapaba su rostro con ambas manos sin éxito porque él las agarró para depositar otro beso sobre los labios de la chica.
— Que tú no me vieses hacerlo no quiere decir que yo nunca te mirase. —admitió sin apartar su vista de ella— Intentaba que tú no te dieses cuenta, pero nunca te quitaba el ojo de encima.
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Lo que nos une (Zoro x Reader)
RomanceSu vida estaba llena de música, pero la aparición de unos piratas que le salvan de la muerte, con un capitán que se autoproclama el futuro Rey de los Piratas, añaden el toque de aventura que, sin saberlo, tanto necesita. Historia basada en los pers...