Capítulo 38

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— ¿Crees que podrás hacerlo en 12 horas?

—  Estás pidiéndole que modifique meses de su vida, mínimo tardará dos días. — defendió Eiko a su hija poniéndose delante de ella. Siempre que Ame trabajaba para él, su madre la acompañaba, y la adolescente prefería eso a estar sola frente a ese monstruo.

Jack apretó los puños enfadado, pero luego cayó en la cuenta: daba igual el tiempo que necesitasen, él necesitaba más para que a la enana se le curasen las heridas más visibles, así no podía ponerla en un escenario de nuevo.

— Tenéis todo el tiempo que queráis. — accedió el gyojin causando que suspirasen más tranquilas ambas— Por supuesto, quiero que primero me cuentes todo lo interesante que encuentres en esa estúpida mente. Modifica como te plazca lo último que pasó con ella, pero no puede recordar que le di una paliza.

Madre e hija asintieron.

— Esperad en la enfermería.

Y, acompañado de dos subordinados, marchó hacia la celda donde tenía prisioneros a Kid y _____. Sus subordinados le contaron cómo ella estaba entablando una amistad con el pelirrojo, pero eso a él le daba igual, en cuestión de días, la chica sentiría terror también por Eustass, o eso pretendía.

Entró en el lugar y los observó sentados prácticamente juntos.

— Bien, nos vamos. — afirmó levantando a la chica duramente, causando que se quejase.

— Oi, mamut de mierda, que la vas a matar. — espetó Kid enfadado.

En los tres días que habían pasado encerrados juntos, había comenzado a sentir algo de aprecio por ella. Por mucho que le disgustase admitirlo, consideraba a esa pequeña su amiga y cuando saliese de allí y encontrase a Killer, la salvaría.

La joven antes de salir arrastrada le hizo señas a Kid para que se callase, no quería que nadie se metiese en un lío por ella, pero el pelirrojo respondió haciéndole un corte de mangas con su único brazo. A él nadie le decía qué hacer.

— No eres el más indicado para hablar. — respondió el gyojin riéndose mientras la puerta se cerraba a sus espaldas.

— ¡Te mataré si le haces algo! — gritó enfadado escuchando como se alejaban y después al darse cuenta de esa declaración se sonrojó. ¿Qué le pasaba? ¿Esa enana lo había ablandado en 72 horas? Debía ser el hambre. O quizá la falta de sueño. O quizá las heridas. O quizá... La falta de sus nakamas.

Mientras Eustass se perdía en pensamientos acerca de cómo salvar a su amigo, la bailarina fue llevada de nuevo a la enfermería donde anteriormente atendieron sus heridas.

— Bien, túmbate ahí.

— ¿Disculpa? — preguntó molesta— ¿Para qué?

Jack intentó reprimir el impulso golpearla. Debía tratarla bien, no podía seguir siendo la misma bestia con ella si pretendía entregarla a Kaido como si nada hubiese pasado, para hacer más fácil todo para el Yonkou.

— Te dije que te iba a hacer algo peor que matarte. No estás en posición de quejarte.

La enana tragó saliva y sin esperar más palabra se tumbó en la camilla. Imaginaba que la torturarían, pero tenía claro que moriría antes de desvelar algún secreto de sus nakamas. La doctora la miró con una mirada llena de tristeza y comenzó a atarla a la cama. A diferencia de la primera vez que la atendió, esta vez no le dirigió palabra alguna, ni una sonrisa amable, no era capaz ni de mirarle a los ojos.

— Eiko, tráela.

— Ame, pasa. — pidió la doctora con voz temblorosa, haciendo que automáticamente la mencionada entrara temblando también.

Lo que nos une (Zoro x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora