— Así que queréis trabajar aquí, tú cantando y bailando, y tus compañeras de camareras...
— Cobrando, por supuesto. — añadió la navegante, que había aparecido un rato antes arrastrando a Luffy, Usopp y Sanji con Robin y con ella porque ya no se fiaba de ellos, para variar.
— Así que queréis trabajar aquí, y además cobrando... — continuó Benito meditativo.
La enana asintió ruborizada, le daba vergüenza tener que pedir ese favor a su amigo, si fuese un desconocido hubiese sido menos incómodo para ella ponerle en una situación comprometida, sin embargo, Nami estaba frente a él con su envidiable confianza esperando una respuesta que, por supuesto, esperaba que fuese positiva.
— Para sacar información... — volvió a susurrar.
— ¡¡¡¡Este sitio es genial!!!!
— ¡Luffy, bájate de la mesa! — le regañó Sanji.
— ¡Hasta el techo es de colorines! — continuó el capitán sumido en su asombro subido en una de las mesas observando todo el lugar.
— ¡Qué te bajes, imbécil! — gritó ahora Nami tirándole de la mesa.
— ¿Y bien? — preguntó _____ un poco confusa ante su pensativo amigo.
— ¡¡¡Por supuesto que sí!!! ¡Será genial! ¡¡¡Guau!!! ¡¡Chicas trabajando en el bar!!
Las tres mujeres frente a él sonrieron alegres ante la reacción.
— ¡Te lo has pensado tanto que pensé que te negarías! — se quejó Usopp ahora mostrando el agobio retenido durante todo ese momento de tensión.
— ¿Por qué iba a negarme? ¡Esto será histórico! ¡Vendrá toda la isla! ¡Subiré el triple los precios del alcohol! — gritó lleno de felicidad, haciendo que sus trabajadores reaccionasen gritando emocionados.
Todo el bar era llevado por jóvenes de entre 18 y 30 años, todos ellos hombres. Todos eran buenos bailarines, buenos cantantes, buenos camareros o cocineros. Sus bebidas eran geniales, su espectáculo era maravilloso y sus empleados eran lo mejor que tenía en su vida, pero sabía de sobra que la presencia de esas tres chicas atraería a mucha clientela y mantendría a los piratas por más tiempo allí. Y, ¿para qué engañarse? La enana podía producir mucho dinero con su increíble talento. Benito ya comenzaba a imaginarse la montaña de dinero que podría conseguir gracias a su queridísima amiga.
— ¿Sois conscientes de la máquina de dinero que tenéis en la tripulación? — preguntó inocentemente el jefe de aquel antro, sin ser consciente de lo que iba a provocar.
— ¿Cómo? — cuestionó Nami girándose automáticamente al joven que estaba detrás de la barra, ya que antes seguía regañando a Luffy.
— Pues que, si alguna vez necesitáis dinero, con que ella haga un pequeño espectáculo podríais...
— ¡¡¡_____!!! ¡Vas a bailar en cada isla en la que estemos! ¡Quiero que cantes con esa voz angelical cobrando cien berries por segundo! — anunció contentísima la navegante abrazando a la bailarina. — ¡¡¡Vas a hacerme rica!!!
— ¿Qué? — preguntó confusa mirando a Robin, esperando que la salvase, pero fue otra persona quien lo hizo.
— Lo que estás teniendo en mente es explotación e incluso esclavitud, no lo vas a hacer. — dijo Zoro firmemente molesto poniéndose entre _____ y ella.
— Esa frase ha sido demasiado inteligente como para haber sido dicha por ti, marimo.
— ¿Qué has dicho, ceja rizada?
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Lo que nos une (Zoro x Reader)
RomanceSu vida estaba llena de música, pero la aparición de unos piratas que le salvan de la muerte, con un capitán que se autoproclama el futuro Rey de los Piratas, añaden el toque de aventura que, sin saberlo, tanto necesita. Historia basada en los pers...