Capítulo 21

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Los rayos de sol entraban suavemente por la ventana e iluminaron el rostro del cazador de piratas, quien abrió los ojos incorporando un poco su cabeza, que hasta ese momento había estado apoyada sobre la camilla. Al moverse, la mano de _____, hasta hace poco enredada en su pelo, cayó en la camilla. El espadachín abrió aún más los ojos y se sonrojó intensamente al darse cuenta de la situación: la enana estaba dormida de lado y cara a cara con él, su propio brazo había estado toda la noche rodeando la cintura de la joven y la mano de ella probablemente había estado acariciando su pelo.

Dejó caer la manta que tenía sobre sus hombros, que dedujo que la bailarina había echado sobre él y se levantó suavemente con el rojo aun tiñendo sus mejillas. Su intención era no despertar a la chica, pero probablemente el movimiento brusco de su mano al caer sobre la camilla hizo que se removiese.

— Buenos días...— la escuchó susurrar con voz somnolienta.

— Lo siento, no quería despertarte. — se disculpó nervioso por la situación en la que se encontraban minutos atrás, sin saber si ella era consciente de ello.

— No te preocupes, he dormido suficiente estos días. — bromeó incorporándose lentamente.

Al percatarse de sus intenciones, Zoro se acercó para coger sus manos y ayudarla a levantarse.

— No tenías por qué quedarte aquí toda la noche, has tenido que dormir muy incómodo.

Él se limitó a encogerse de hombros.

— Alguien tiene que quedarse contigo haciendo guardia. — respondió intentando obviar el hecho de que no quería alejarse de ella. Dejó un poco de espacio físico entre ambos tras ayudarla a ponerse en pie y observar que se movía sin problema alguno.

— Las chicas me comentaron que estuviste a todas horas conmigo. — susurró llamando su atención. — Muchas gracias, no tenías por qué.

El peliverde inclinó su cabeza confuso ante eso último.

— No me des las gracias, sí tenía un porqué, estaba allí porque yo quería.

— ¡¡El desayuno está listo!! — oyeron gritar a Sanji y un gran alboroto generado por el resto corriendo hacia la cocina.

— Debió ser duro. — comentó ella dirigiéndose a la salida de la enfermería sin mirarle.

Él se limitó a emitir un gruñido en modo de pregunta.

— El ver de esa forma a la mujer que quieres, me refiero.

Y sin darle tiempo a protestar siquiera, ya había cruzado el umbral de la puerta, desapareciendo de su vista.

¿A la mujer que él quería? ¿En qué momento ella se había percatado de que sentía algo así? ¿Él sentía algo así? ¿Por _____? No tenía sentido, no después de lo enfadada que se puso cuando él la rechazó. ¿Conocería los motivos de su rechazo? Quizá ese pervertido que tiene por amigo se había ido de la lengua. A pesar de no decirle nada, sabía que el rubio lo conocía lo suficiente para saber los motivos por los que se alejaba de la chica.

_____ entró a la cocina y se topó con Chopper y Trafalgar saliendo probablemente en su búsqueda. El resto comenzó a sentarse en la mesa sin dejar de prestar atención a la conversación que los doctores tenían con su paciente.

— Íbamos para decirte que puedes desayunar un poco. — le comunicó el renito contento al ver a su paciente tan llena de vida.

La joven mostró una mirada tan llena de ilusión como la sonrisa que cubría su rostro.

— ¡¡Por fin!! ¡Comida de verdad! — exclamó emocionada alzando sus brazos a punto de correr hacia la mesa. El día anterior solo había podido comer purés y cosas asquerosas.

Lo que nos une (Zoro x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora