Compras

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Faltaba poco para terminar el mes y faltaban pocos días para que los jóvenes volvieran a clases.

Camilo estaba enojado comiendo arepas en el sillón, su cara larga era lo que mas destacaba. Su madre lo ignoró sabiendo que si le preguntaba qué le pasaba él respondería de mala manera "Qué te importa".
Julieta fue a llevarle un vaso con agua y le preguntó amable.

-Mijo, qué le anda pasando?-

La miró desinteresado pero no podía ser malo con su tía favorita, era la única tía que tenía.
Aceptó el vaso con agua.

-Por qué el tío Bruno pasa más tiempo con esas tontas y no conmigo? Soy su único sobrino varón, debería estar agradecido por tenerme.-

La mujer se burló; -Y qué hay de Antonio? Él también es sobrino de Bruno.-

-Sí.. pero.. Yo soy su sobrino varón favorito, siempre me lo dijo.-

-Te lo decía para que dejaras de llorar, marica.-
Mencionó Mirabel yendo a la cocina escuchando la conversación de su amanerado primo para burlarse de él.

-Cierra la boca, Mirabel!-

-Ya basta, Cami.- Interrumpió Julieta acariciando su mejilla haciendo que el adolescente se calmara. -Deja que Bruno disfrute estar con tus primas y hermana, luego tendrá tiempo para ti cuando vuelva.-

El joven sonrió al escuchar esas palabras pero Mirabel volvió a interrumpir; -No lo creo! El tío Bruno me prometió que jugaría conmigo y con Antonio. Así que será todo mío.-
Dijo por último sacándole la lengua a su primo, Camilo quiso levantarse del sillón e ir a golpearla pero su tía no se lo permitió.

-Vete a tu cuarto, Mirabel!-

-Sí, mamá.-

La chica hizo caso a su madre, el otro adolescente suspiró recostando su espalda en el sillón, estaba más enojado. Consiente de que las clases empezarían en unos días y no pudo hacer nada con su tío.
Julieta se levantó de su lugar;

-Tía.. cómo hago para ganarmelo más rápido?-

-Camilito, no digas eso. Cuando vuelva le diré que hable contigo para que se pongan de acuerdo en algo.-

-Gracias títa.-

Suspiró mirando el reloj esperando a que llegaran rápido.

.
.

Bruno había salido con sus tres sobrinas mayores para comprar algunas cosas.
Lo explico; a la mañana Agustín citó a Bruno en su oficina para poder hablar con él en privado, el más alto dijo que dejara las preocupaciones de lado y fuera a comprar lo que fuera necesario para él y su bebé, con eso dicho le entregó una tarjeta con la que podía gastar lo que sea.

Al principio el pobre se negó rotundamente en gastar el dinero de su cuñado, sabiendo que Bruno tenía ahorros pero no tanto como lo que le daba Agustín. Le entregó la tarjeta sin querer discutir por ello, apreciaba su ayuda pero lo iba a negar nuevamente hasta que vio que los ojos ajenos estaban llenos de lágrimas, le rogó incluso. Para Bruno bastante exagerado, la aceptó para satisfacción del otro.

Y fue cuando una señorita con un bello pañuelo en su cabeza lo había escuchado todo para ir corriendo con sus primas.

-Tío Bruno.. Día de compras!-

Dijeron las muchachitas apurando a su mayor para irse rápido sin que los menores se metieran en su salida. El varón odió esa mañana.

En fin, estaban en las calles donde habían grandes tiendas. Varios hombres y niños quejándose de lo aburrido que era acompañar a su madre o pareja a esos lugares, admitamos que Bruno también se sentía así.
Él solo estaba siguiendo a sus sobrinas, Isabela y Dolores en cada lado de su tío fueron preguntando qué cosas iban a comprar.

"Dulce Brunito"/Encanto Au/ MpregDonde viven las historias. Descúbrelo ahora