CAPITULO 22

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2004

─No mami, para...─suelto una sonora carcajada al sentir las llemas de los dedos de mi madre en la piel descubierta de mi estómago.

Su risa es melodía para mis oídos, pero la sensación que siento al tener en cuenta que si las cosquillas no cesan, mis pantalones serán mojados en cuestión de segundos.

─ ¿Con qué guerras de cosquillas sin nosotros? ─Mi padre llega junto a mi hermano y se nos unen a la diversión.

Mi padre tumba a mi madre sobre el pasto y bromean mutuamente, mientras que mi hermano y yo disputamos una pelea en forma de juego, que termina siendo realidad y me golpea duramente en la mejilla derecha. Mi padre nos separa y jadeó al querer seguir golpeándolo, cosa que hago solo en mi mente porque ningún golpe mío parece dolerle.

─Hey, hey... ¿se puede saber que están haciendo? ─Cuestiona mi padre.

─Jugamos y siempre gano. ─Alardea mi hermano sacándome la lengua.

─Bien, ¿ahora que sigue después de su juego?

Mi padre quita sus brazos que nos apartan y abrazo fuertemente a mi hermano mayor. Y así es siempre: jugamos, convertimos el juego en un increíble round de box, me gana, termino llorando y odiándolo, pero al final el rencor cesa y lo abrazo como si no hubiera pasado nada.

─Bien, pequeños boxeadores, ha llegado la hora de bañarse.

Mi madre se levanta sonriente y cruzo los brazos sobre mi pecho negando con la cabeza.

─Pero mami, no estamos sucios...─mi hermano le enseña sus manos y sí, tal vez sus manos las tenga un poco sucias, pero eso no quiere decir que estemos sucios completamente.

Mi madre toma mi mano y con su otra mano toma la de mi hermano y comenzamos a caminar.

─ ¿Qué hacemos cuando Casper juega durante todo el día en el jardín y se revuelca en el pasto y el lodo? —Cuestiona mi madre.

─ ¡Lo bañamos! ─Menciono animadamente y mi hermano me dedica una mala cara y yo le saco la lengua.

Casper es nuestro perro labrador que nos sigue en estos momentos por el jardín y entra con nosotros a la casa. Sonrío al verlo jugar con mi padre.


༺༻


─Mami...─digo antes de que mi cabeza sea introducida en la playera.

Mi madre me coloca la camisa del pijama de Spider-Man que tanto me gusta.

─ ¿Sí?

─ ¿Cuándo podré bañarme yo solito como mi hermano?

─En unos meses lo harás, tu hermano tiene ocho años y tu tienes cinco años. Y es que a mi me encanta bañar y cambiar al más pequeño de mis hijos. ─Sonríe poniéndome crema facial en mi rostro y apachurrandome mi nariz.

—Mami...—me quejo riéndome. Beso su mejilla y ella lo hace también.

─Ven, levántate...─enfundo mis pies en unas pantunflas de Spider-Man, obviamente─, vamos por tu hermano ¿sí?

Brinco asintiendo y tomo la mano de mi madre.
Salimos de mi habitación y la habitación contigua es la de mi hermano. Toco la puerta y él sale vestido con un pijama igual al mío, sonreímos y toma la otra mano de mi madre. Bajamos las escaleras, caminamos hasta la cocina y ahí se encuentra mi padre sentado en una de las sillas del comedor —concentrado en su celular—, pero ve que nos acercamos, e inmediatamente pone el celular encima de la mesa.

NICHOLAS "AMARTE DUELE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora