CAPITULO 38

13 5 9
                                    

Recargo mi cabeza en la pared. Y siento unas inmensas ganas de llorar, pero sinceramente ya no me quedan fuerzas para hacerlo.

—Leah entenderá porque se lo ocultaste, ya veras. Isabela sabrá cómo ganar el corazón de su hermana. —Dice Lauren.

—Y tus hijos también lo harán. También entenderán por qué ocultaste esto. —Escucho como sus labios se unen. —Te amo, Lauren.

—Te amo, Abraham.

¿Creen que me preocupa que Isabela sea mi media hermana? ¡Oh, por supuesto que no! Me sorprende, me sorprende mucho y me causa ¿Un poco de nostalgia? Porque esa pequeña niña parece ser un ángel y llamarla hermana será un privilegio.
Lo que me preocupa es el hecho que lo sé, lo sé y se lo tengo que ocultar a todos. Así como también tengo que ocultarles que Ethan Baker está vivo. Mierda. Mierda. Ya no quiero oír más. Ya no quiero tener que guardar más secretos.
Salgo del hospital y me subo a mi Jeep. No quiero, ni puedo irme, pero tampoco quiero ver el rostro de mi padre, ni el de Lauren.
Siento en mi cabeza una pesadez descomunal. Busco en la guantera de la camioneta y gracias al cielo encuentro un botesito de analgésicos. No tengo agua, pero aún así me la tomo y siento la amargura de la pastilla al deshacerse con mi saliva.
Recargo mi cabeza en el asiento y cierro mis ojos.


༺༻



Veo la hora en el reloj que traigo puesto en mi muñeca y esté marca las 6:34 a.m. El sol ya se asoma por el horizonte del lado este y no, no pude conciliar el sueño ni siquiera por unos minutos. Porque en cuanto cerraba los ojos, miraba a Nicholas en el suelo, con un charco de sangre debajo de él y yo sosteniendo el arma que terminó con su vida.
Refrego mi cara con mis manos y decido dejar de pensar en eso. Salgo de la camioneta y estiro mis piernas. No creo que mi padre se encuentre aún aquí, y si lo está, haré como sino existiera.
Entro al hospital, camino al elevador, este abre sus puertas, presiono el piso número cinco y llegó ahí. Miro por todos los lados y no hay rastro alguno de mi padre, pero si de Lauren, la cual se encuentra sentada en una de las sillas. Camino hacia ella y carraspeo mi garganta.

— Oh Leah...—eleva su mirada para verme—, pensé que te habías ido a casa.

—No, Lauren. No me fuí a casa. Estaba en mi camioneta. —Trato de sonreírle, pero resulta un intento fallido. — ¿Te han informado algo sobre el estado de Nicholas?

Niega con la cabeza y se levanta.

—No. No me han informado aún nada.

Suspiro y asiento.

—Esperemos un poco más. Tal vez no tardan en traernos noticias. —Digo. La mujer asiente levemente y sonrie sin ganas. —Ahora vuelvo.

Camino hacia la cafetería. Preparo un par de supremos, vuelvo con Lauren y le ofrezco uno. Lo toma y me agradece. Me siento junto a ella y me concentro en beber de mi café, que vaya que lo necesito.

— ¿Familiares del joven Nicholas Baker? —Cuestiona una doctora.

Lauren y yo nos levantamos y nos acercamos a ella.

—Soy su madre.

—Mucho gusto señora Baker, yo soy la doctora Lucía. El doctor William no pudo presentarse el día de hoy, y yo soy parte del equipo que está atendiendo a su hijo...—sisi, eso no nos interesa, doctora—, el estado de su hijo sigue siendo crítico. —Siento mis hombros tensionarse aún más. —Como se los dijo el doctor, está noche era crucial para saber si su cuerpo aceptaría el tratamiento, al parecer lo está haciendo, pero aún así es muy pronto para alegrarnos. Le haremos unos estudios para verificar que no haya hemorragia interna y seguiremos esperando avances en su estado. Las mantendré informadas.

NICHOLAS "AMARTE DUELE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora