CAPITULO 34

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No entiendo como Tyler fue capaz de mentirme y no hablar con la verdad. Lo único cierto es que es un asesino y yo ante los ojos de Nicholas y Jason, soy su cómplice. No puede ser. No puede ser.
Atravieso la avenida y un auto está por arrollarme. Logra frenar y me dice unas cuantas palabras ofensivas que no me importan en absoluto.
No sé a dónde mierda me dirijo, pero sigo caminando.

—Leah, entra al auto. —Miro a Jake que conduce con lentitud a un costado de la vereda en la que yo voy caminando.

Niego con la cabeza y sigo caminando.
Jake se estaciona, baja del auto, toma mi antebrazo y me obliga a montarme al coche.

— ¡Lo lamento, Jake!, ¡Lo lamento!  —Digo una y otra vez hecha un mar de lágrimas.

Miro los asientos de atrás y estos se encuentran manchados de la sangre de Nicholas. Vuelvo a sollozar y me aterra pensar que puede morir.

—Leah...—miro al pelinegro. —Él estará bien.

—Todo es mi culpa, Jake. Todo es mi culpa. —Golpeo el asiento y recargo mi cabeza en el mismo.

—Te llevaré a tu casa y te mantendré informada del estado de salud de Nicholas ¿está bien?

Niego con la cabeza.

—Tomaré un baño y regresaré al hospital. No me importa lo que diga Jason, sé que está en todo su derecho de estar molesto conmigo, yo misma lo estoy, yo misma me odio, pero no estaré tranquila hasta ver que el chico al que amo se encuentra fuera de peligro.



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Jake estaciona el auto enfrente de mi casa. Lo miro y las lágrimas no han cesado y siguen saliendo de mis ojos.

—Gracias, Jake. En un rato te veo.

El pelinegro asiente y trata de sonreír, pero no es capaz. Inspiro profundamente y salgo del auto. Camino y me doy cuenta que no traigo llaves, así que golpeó un par de veces la puerta.
Melissa la abre, y de inmediato cuestiona alarmada:

— ¡¿Qué paso, amiga?! ¡¿Por qué estás manchada de sangre?! ¡¿Qué sucedió, Leah?!¿Estás bien?, ¿Estás herida?

Niego con la cabeza y no soy capaz de emitir palabra alguna. La rubia me abraza y más sollozos y lágrimas salen de mi ser. Escucho voces provenientes del living. Separo mi cuerpo de Melissa y la miro interrogante. Entro a la casa y comienzo a dar pasos lentos hacia ahí y se trata de nadie más, ni de nadie menos, que de mi hermano, el cual se queja por la forma en la que mi nana le cubre la herida de su pierna con un vendaje. No puede ser posible que esté aquí.

—Hola, hermanita. —Saluda. —Alfred me llevo al hospital y gracias al cielo sólo fue un rozon, así que nada más me dieron unas puntadas y me han pedido que me quedará está noche bajo supervisión, pero no he hecho caso y le he pedido a Alfred que me trajera a mi casa, para darle la sorpresa a mi nana, y el susto de su vida a tus amigas. —Me informa contento.

No hablo, ni digo absolutamente nada.

—A juzgar que no te has desmayado, como casi lo hicimos Melissa y yo al ver llegar a Alfred con tu hermano supuestamente muerto, deduzco que ya lo sabías cómo la señora Sarita, ¿Cierto, Leah? —Cuestiona Allison.

Cierro los ojos y no me creo capaz de dar explicaciones en estos momentos, pero si de pedirlas.

— ¿Pueden dejarme sola con mi hermano, por favor? —El tono de voz con el que hablo es rasposo.

Miro de reojo a mi nana al pasar a mi lado. No la miro completamente y ella me da un apretón de apoyo en mi brazo. Las chicas y mi nana desaparecen de mi vista, sé que escucharán todo, pero no me importa.

NICHOLAS "AMARTE DUELE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora