CAPITULO 26

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Nicholas se quedó a cenar con Sara y conmigo, y fue una cena que se alargo hasta casi las 12:30 de la madrugada. El chico se ganó a mi nana con las flores que le trajo y la buena plática que mantuvieron durante la cena; hablando sobre la vida en general. Y mientras que entre ellos fluía la conversación, yo me encontraba totalmente sumida en mis pensamientos. Precisamente como me encuentro en estos momentos, pensando en lo que Tyler me dijo por llamada durante la cena de hace rato: "Tenemos que idear otro plan, todo parece indicar que saben que tú eres mi hermana y han estado siguiéndote desde hace un par de días o quizá más". Eso quiere decir que tal vez Jason fue el que me siguió hasta el bosque y fue él el que se llevo los paquetes de droga.

Mi cabeza está a punto de colapsar. Tyler se tuvo que ir a otro lado y ahora no puedo ir por ningún motivo a verlo, o al menos no por ahora.
Miro la hora en el reloj que se encuentra en la mesita de noche y como ya es costumbre, este marca cuarto para las cuatro de la mañana. En ocasiones pienso que nunca más podré dormir plácidamente, o no mientras mi hermano se encuentre en recurrente peligro y estemos metidos en esté problema.



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Hato mi cabello en una coleta alta y me remuevo en una de las sillas que se encuentran enfrente de la oficina del director Croweell. Pasé una noche infernal y tener que venir a dialogar con este hombre me resulta de lo menos importante.
El sonido de mi celular hace que vuelva a mi realidad. Lo veo y en la pantalla aparece la letra "J". Oh no, es él, es Jason. Carraspeo la garganta y sigo las indicaciones de Tyler: contestar, acordar, seguir recibiendo ordenes de su parte, como si la sospecha de que sepa quién soy, no existiera, así mismo como si la sospecha del que posiblemente él fue quien me siguió al bosque y se llevo la mercancía tampoco existiera. En pocas palabras, como si nada hubiera pasado. Y así lo hago, contestando la llamada.

— ¿Hola?

—Hola, Leah. —Saluda. —Más tarde te veo en mi departamento. Te mando la ubicación por WhatsApp.

—Señorita Leah, el director Croweell ya puede atenderla.

—Gracias, Jenny. —Le sonrío a la secretaria. Carraspeo mi garganta y mencionó: —Estaré ahí a las tres de la tarde ¿está bien?

—Sí, está bien. Aquí nos vemos, Leah.

Frunzo el ceño y cuelgo la llamada. Realmente su voz parecia un poco extraña o tal vez sea mi sistema nervioso que se encuentra funcionando a mil por hora.
Suspiro y me levanto de la silla en la que he estado postrada desde hace cuarenta minutos. Le sonrío nuevamente a Jenny, y entro a la oficina del director.

—Buenas días, señorita Wilson. —Saluda amablemente el imponente y viejo, pero atractivo señor Croweell.

Cierro la puerta.

—Buenos días, director Croweell. —Le respondo con una sonrisa tímida.

Camino con lentitud hacia el gran escritorio donde el hombre se encuentra en posición de juez.

— ¿Cómo está, señorita Wilson? —Cuestiona y me indica con un gesto que me siente en una de las sillas que están frente al escritorio.

Tomo asiento y lo observo.

—No puedo decir que bien, porque sinceramente estaría mintiéndole.

El hombre asiente y acomoda un par de documentos encima de la mesa, para luego mirarme fijamente.

—Tengo en cuenta que está atravesando una situación muy difícil, pero su vida tiene que continuar señorita Leah.

Quiero realmente estrellarle mi puño en su rostro, pero no lo hago, porque él tiene razón: puesto que mi ausencia de clases y mi poco interés al estudio se debe a que mi hermano supuestamente falleció.

NICHOLAS "AMARTE DUELE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora