CAPITULO 5

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La mirada de Allison me observa con reproche y vuelco los ojos.

—Ah no, no me hagas esa mueca. —Espeta y yo vuelvo hacer la misma mueca y comienzo a caminar. Y ella lo hace también.

—Perdón por no haber respondido tus llamadas, Allison... —Le dedico una sonrisa totalmente fingida, ella me copia el acto.

—Recuerda que yo te enseñé a sonreír de esa manera, querida. —Alardea.

Río ante su comportamiento infantil.

—Ajá, si claro. —Ironizo y noto que el estacionamiento del instituto está vacío.

Miro la hora en el reloj que traigo puesto en la muñeca y esté marca las 20:52 a.m.

«Que raro que no haya ningún auto». Pienso.

—Hablando enserio...

—Contigo es imposible hablar enserio, All. —Le digo riendo.

La pelirroja detiene el paso y le doblo el acto. Nos miramos mutuamente, ella sonríe nostálgica y menciona:

—Lo siento mucho. — Habla con melancolía y hago lo que he venido haciendo desde hace una semana; asiento con la cabeza y simuló tristeza.

—Gracias, amiga.

Ella me abraza y deseo contarle toda la verdad, pero sencillamente no puedo hacerlo. Así que solo le correspondo el abrazo.

—Quería venirme en cuanto me enteré de la noticia, pero mi abuela parecía una calcomanía detrás de mí, y me pidió que me quedará una semana más.

Deshacemos el abrazo y sonrío, sabiendo muy bien como es su abuela y dándole gracias al cielo que cambiara de tema.

— ¿Cómo querías que reaccionará la pobre señora Nelly? Si te dignaste a visitarla después de tres años.

—La ciudad de Los Ángeles no está a la vuelta de la esquina, Leah. —Se excusa y yo la miro con los ojos medio cerrados y mueca de «eso no es un pretexto». —Está bien. Sí, si tardo mucho en visitarla, pero vamos, el Instituto y las vacaciones que nos brindan, no duran mucho. Pude ir está vez, sólo porque pedí un permiso de dos semanas con justificación de faltas sino... Hummmhm... —ese sonido es característico de Allison—, sino tampoco hubiera ido. —Agrega con descaro.

Río y aferro contra mi pecho los libros que sostengo.

—Desvergonzada. —Reímos ante la "ofensa" que le propino y entramos al Instituto.

Caminamos por los desolados pasillos y comienzo a alarmarme al no ver a nadie.

— ¿Y Melissa? —Cuestiona.

—Escribió en el grupo de WhatsApp que su cuerpo sufría de una terrible resaca y que prefería quedarse en su cama. ¿No lo leíste?

—No, pero lo más seguro es que esté muy bien acompañada ¿cierto?

Sehp, lo más seguro.

Nos miramos y soltamos una sonora carcajada, al saber que Mel tiene una estrecha relación en disfrutar la vida y no amarrarse a una sola persona, o según sus palabras: soy muy joven aún para estar con una sola persona y no disfrutar la gran variedad de hombres que el mundo tiene por y para mí.
Sabias palabras según su filosofía.

— ¿Señoritas? —Giramos nuestros cuerpos para ver al profesor Víctor que nos mira con extrañeza. — ¿Qué hacen aquí? —Lo miramos interrogantes.

«Duh. ¿Qué se supone que vamos a estar haciendo aquí? Asistiendo a clases, tonto». Le respondo internamente.

—Hoy es el partido de los Alcohones. —Nos informa el profesor.

NICHOLAS "AMARTE DUELE"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora