Capítulo 2

410 35 29
                                    

                    ————༒︎————

Verdades a medias

Hestia

Sentí como iba despertando poco a poco.

Me sentía mareada y con ganas de vomitar. Mis ojos viajaron a mi alrededor, todo se veía borroso, hasta que tomé unos segundos para estabilizarme.

Sentí mi cuerpo entumido y dolorido. Bajé mi vista y estaba sentada en la parte trasera de un auto amarrada por todos lados.

No había nadie a mi alrededor, pero sentía como el auto estaba en marcha.

Ví al frente y visualicé una pequeña ventanilla que dividia la parte delantera.

¡Maldita sea!

Esto tiene que ser una broma de mal gusto, no había otra explicación razonable.

No tiene lógica que alguien me secuestrara a estás alturas de mi vida. No conocía a nadie y nadie me conocía a mí.

Más le valía a Rebeca que no fuera ella participe de esto.

—¡Rebeca!—grité—¡Ya deja el chistesito!

No había respuesta, como tampoco la había para que Rebeca se consiguiera un auto en medio de la noche y un hombre de dos metros..., ella no conocía a hombres de ese tipo...

Mi ansiedad salió a volar cayendo en cuenta que era imposible que esto fuera una broma.

Busqué la manera de desatar las cuerdas al rededor de mi manos y cintura, pero estaban tan aferradas a mi piel que incluso tenía heridas.

¡No podia, joder¡

Examiné todo lo que tenia a mi frente y mis costados, algo, una mínima cosa que me hiciera salir de aquí, pero no hay nada, sólo los lugares vacíos de una limusina negra.

¡¿Y si son narcotraficantes?!

Sentí como mi desespero crecía cada vez más.

Me matarían y moriria abandonada como un animal, sin familia, sin nadie.

—¡Hey!—grité hacia la ventanilla de enfrente con miedo de que una balacera saliera disparada hacia mí—Se que me escuchas—seguí tragandome el miedo—déjame ir, te aseguro que no soy a quién buscas.

Seguía sin tener respuesta, y no sabía si eso me aliviaba o no.

Me picaba la piel, sudaba y me estresé con cada segundo que pasaba.

Segundos que se volvieron eternos ya que a pesar de que estuviera inconsciente tenia la sensación de que estuve aquí hace horas.

Después de un rato hundida en lo más oscuro de mis pensamientos, imaginando los peores escenarios en los que alguien podía morir y cuales era mis posibilidades de salir de aquí con vida los cuales eran nulos. El  auto se detuvo.

Mi cuerpo empezó a cobrar vida moviéndose por si sólo con desespero y mi cabeza máquinando rápidamente una forma de salir volada a penas habrieran esa puerta.

Las puertas se abrieron de golpe y mi ilusión de escapar se esfumó cuando el corpulento cuerpo de el mismo hombre que me tomó como si fuera un saco de estiércol ignorando mis patadas y arañazos.

Me lanzó sobre sus hombros sin un ápice de compasión y siquiera pude ver donde estábamos, no veia nada más que césped y que aún era de noche.

—Por favor—rogué—déjame ir, yo..., solo soy una bastarda sin familia, no podrías hacer gran cosa con alguien cómo yo...

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Lágrimas de fuego y sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora