Capítulo 36

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Verdades certeras

Hestia

—Viva...—fueron las palabras que Baltasar soltó mientras destellaba una sonrisa de su boca—Voto porque siga hacia la siguiente ronda y se presente ante las tres pruebas—extendió si sonrisa agregando...—será un placer seguir viéndote respirar.

La multitud empezó a aplaudir y brincar en sus lugares ante la respuesta de Balatasar, mientras el tintineo del olograma depositaba su voto. Uno a dos.

Pasaba a las pruebas finales.

Tenía claro que estaba viva, por ahora, por hoy...

El bullicio empezó a calmarse cuando el consejo se levantó.

—Por mayoría de votos pasarás a las pruebas finales—me hablaron sin que Hades bajara la guardia en ningún momento, manteniendo la postura de pelea intacta como los demás—Tres pruebas en totalidad.

Dargan se mantenia estático en su sitio, creo que ni siquiera había parpadeado desde que llegué, era como si su cuerpo no tuviera vida...

—Fuerza.

La voz de el anciano hizo que me desviará de Dargan.

—Resistencia.

—Mentalidad.

Siseó cada uno mientras volvían a aclarar.

—Esas serán tus tres fases finales—vieron a toda la multitud—Hemos concluido—su mirada recayó en mi—por hoy.

La gente empezó a moverse con rápidez mientras bajaban desde la altura de las gradas haciendo una aglomeración.

Di grandes pasos tratando de esquivar a los que pudiera pero el que me empujaran y pisotearan sólo hacía que retrocediera para atrás.

Levanté el cuello tratando de buscar a Dargan por todo el lugar, encontrándolo arriba del palco donde se mantenia junto a su trono.

Empecé a empujar a todo el que pudiera con brusquedad mientras dejaba pequeñas llamas en mis manos logrando que se hicieran para atrás.

Corrí en cuanto logré tomar un mínimo espacio.

—¡Dargan!—grité desde abajo ya que me tomaría demasiado tiempo subir hasta arriba—¡Dargan...

Mis palabras se quedaron vacías cuando Cora se lo llevó desapareciendo a su lado.

Ni una mirada, ni una sonrisa. El brillo oscuro en sus ojos está vez no estaba allí.

—Vamonos.

Carson jaló de mi brazo haciendo que regresara, mientras que yo no podía dejar de voltear a ver hacia el lugar donde él estaba mientras fruncia el ceño.

Había una sensación extraña en mi pecho, y una advertencia en mi cabeza que no entendía con claridad, algo que me gritaba que las cosas no iban bien.

¿Pero que lo iba?—me recordé.

Nada estaba bien y quizás sólo estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua.

Carson me subió a su regazo mientras abría sus alas empezando a aletear hacia arriba.

—¿Dónde están los otros?—pregunté aferrándome a su cuello.

Carson ladeó la cabeza hacia adelante apuntando.

El resto volaba entre las nubes con sus alas blancas y doradas siendo un hermoso compás que yo ni siquiera había notado.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Lágrimas de fuego y sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora