EXTRA PADRES

94 10 6
                                    

—————༒︎—————

HADES

—¡Feliz cumpleaños, Hades!, —la voces a mi alrededor canturreando sin pretender parar, lograban que quisiera estrellar sus feas caras sobre ese horrible pastel frente a mi.

Bajo mi vista un poco detallando lo que se mantenia a mi frente. Que horror.

Siquiera puedo ver por mucho tiempo el glaseado amarillo de la torta junto a la brillantina comestible sin que quisiera vomitar. Estaba chueco, tenía huellas de dedos y una horrible letra encima con mi nombre que no se leía correctamente.

Levanto mi vista encontrándome con una Gaia sonriente en mi dirección y a su pastel, mientras aplaude y sigue cantando junto a los demás.

Gaia le gusta hacer esto, digo, esta cosa de hacer sentir cómodos a los demás. Hornea pasteles y saca a la servidumbre de la cocina indicándoles que pueden tomarse la noche libre ya que ella hará la cena. No tengo que adivinar siquiera quién fué la que planeó todo esto junto a mi madre.

Blanqueo los ojos por décima vez en la noche.

¿Por qué hacen esto?, ¿por qué no pueden pretender que este es un día cualquiera como los demás?

¿Por qué nuestra familia es tan extraña?, digo, los padres de Baltasar no hacen este tipo de cosas, nunca hacen nada así de ostentoso...

Mis hermanos, Helio y Kieran se acercaron junto a Gaia y Minerva dándome cajas de regalos que yo lanzo al piso.

¿Me estaban dando caridad, acaso?

—Dioses, eres tan dramático como siempre. —comenta Kieran sin prestar mucha atención a mis acciones.

Helio ríe probando el pastel de Gaia.

—¿Te gusta? —pregunta la rubia a mi hermano cuando saborea el restante en sus dedos.

Tampoco hay que ser demasiado inteligente para saber que ese par se casará y tendrá una manada de niños correteando en casa. Helio y Gaia han sido cercanos desde niños, como un imán atrayente de ambos, un refugió, y toda esa basura. Un amor..., dulce.

Helio vuelve a tomar otro trozo.

—Es cremoso, dulce y empalagoso, —responde— perfecto para que Hades muera por exceso de dulzura.

Todos ríen, junto a Mamá y Sejmet que aparecen de pronto.

Si, muy gracioso.

Mi vista viaja a través del salón buscando a la única presencia que no me exasperaba de un todo. La pequeña cabecita destornillada y fuera de lugar que siempre está escondida entre las sombras, sin embargo, como cosa rara, no está.

Ella siempre trata de escabullirse en estas situaciones. Siempre huyendo, siempre escondiéndose...

—¿Están listos? —pregunta Helio por lo bajo.

—¿Listos para qué? —pregunta Gaia en el mismo tono de voz.

—Para largarnos de aquí.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Lágrimas de fuego y sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora