Capítulo 5

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Algún desconocido

Hestia

Estaba frente al espejo cepillando mi cabello con las manos luego de darme un baño, tratando de elegir que pijama me usaria esa noche.

Luego de lo que pasó está tarde con Hades no me apeteció seguir husmeando en toda la casa. Intenté buscarlo para tratar de entender lo que quería decirme con sus últimas palabras, pero no lo encontré.

En el camino al regresar a la habitación vi cómo Alana entraba a una de las puertas del segundo pasillo. Ella no me buscó en todo el dia así que después de sopesarlo decidí buscarla yo está vez.

Quizás sentí remordimiento por cómo la he tratado todo este tiempo, aunque yo tuviera razón de mis acciones. Lo cierto era que salí de la habitación en busca a la de ella.

El pasillo siempre estaba iluminado con esa luz dorada brillante, volteé por inercia a las dos puertas del pasillo justo al lado de la mía quizás esperando alguna señal de vida a través de ellas pero nunca había nada.

Seguí caminando hasta salir del pasillo y dirigirme al segundo frente a las barandas de las escaleras llegando así a la puerta donde vi a Alana entrar hace unas horas.

Me quedé un rato parada frente a su puerta pensando si esa sería buena idea o no, si sería raro buscarla y con una excusa algo rara. Dirigí mi mano hacia el pomo dorado, pero lo retiré rápidamente dándome vuelta para irme...

—Puedes pasar—escuché la voz de Alana desde adentro de la habitación, y sentí como mis mejillas se encendían de la vergüenza, seguramente me debía de ver muy estúpida allí parada.

Abrí lentamente la perilla, encontrando a Alana de espaldas sentada en una mesa frente a una ventana grande que proyectaba todo un espectáculo estelar junto a la luz de la noche.

Cerré la puerta entrando así a la habitación, era igual de grande a la qué yo tenía, a diferencia está parecía personalizada, con tonos color pastel, rosados y amarillos muy característicos de ella, sin perder la esencia del color blanco que tenía toda la casa. Tenía decoraciones delicadas de plantas y flores, con cuadros de marcos dorados con imágenes de mariposas de todos los colores.

Yo me acerqué hacia una fotografía que había al otro lado de la habitación donde ella aparecía en un campo de flores sonriente mientras su papá la cargaba cabeza abajo y su mamá corría detrás de ellos.

Bonito, pensé dándome la vuelta.

Me acerqué hacia ella tratando de no verme tan patética mientras le preguntaba que estaba haciendo allí sentada, buscando algún tema de conversación.

—Estoy tratando de recordar las lecciones de cocina que mamá me dió hoy, tomando nota para no olvidarlas.

Respondió aún de espaldas, podía sentir cierta tensión en ella hacia mi, aún así su tono de voz siguió siendo amable como siempre.

—Yo..., las vi en la tarde cuando pasé por la cocina, no sabía que Gaia cocinara.

—Sí, lo poco que sé lo aprendí de ella, y siempre que estoy aburrida en este lugar, ella me ayuda a hacer algunos postres para papá.

Asentí con la cabeza aún así ella no me viera.

—Yo...

—No necesitas disculparte—dijo interrumpiendome—no estoy enojada, tampoco es necesario que intentes hacer un esfuerzo de estar aquí si no quieres.

—No iba a disculparme—dije recordando las palabras de Hades.

Alana volteó a verme porfin un poco desconcertada.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Lágrimas de fuego y sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora