Capítulo 29

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¡Feliz cumpleaños trillizas Tenebris!

Hestia

Baltasar seguía caminando hacia mí, sin embargo se detuvo en cuanto yo salí y caminé hacia donde Hades permanecia.

—¿De qué habla?—lo encaré—¡¿Cuantas cosas sigues ocultandome?!

Tenía miedo de su respuesta, miedo de la verdad.

—¿No lo sabía?—habló Baltasar detrás de mi haciendo que el frío de su presencia me pusiera nerviosa—Creo que he arruinando la sorpresilla.

Caminó por mi lado mientras su gabardina se arrastraba por el piso y se posaba frente a mi, viéndome con esos grandes ojos negros que estaban tan llenos de maldad, la misma que recorría en los de Dargan.

Hades no se inmutó siquiera en entrometerse.

—Déjame iluminarte...—dijo Baltasar tomando mi cabeza con sus grandes manos apretando mi cerebro, sentí el pinchazo de sus garras entrando en mi cráneo hasta que al final todo se volvió oscuro.

Oscuridad...

¿Dónde estaba?

Todo estaba oscuro, era como un cuarto sin fin..., hasta que al final de la habitación por fin pude visualizar una puerta blanca que me insitaba a ir hacia ella.

Corrí hacia la puerta blanca que estaba medio abierto entrando de golpe haciendo que una luz brillante impactara dentro en mi cara.

Y estaba justo en...¿casa?

Estaba en el salón del trono que se veía diferente, con decoraciones más antiguas y fotos nuevas..., pero sin duda era la misma casa.

Los pasos se escucharon venir desde el pasillo de la cocina. Una niña de cabello rubio empezó a correr con una muñeca en las manos...

¿Alana?

Gaia—la voz de otra niña salió del salón llamando a la niña de cabello rubio. Tenía el cabello castaño y los ojos turquesa.

¿Qué...

Sin embargo mi atención cambió por completo hacia la otra niña que bajaba por las escaleras, tenía el cabello negro azabache hasta la cintura, tenía los mismo ojos turquesa que yo ya había visto y era tan parecida a...

—Hera...—la voz de una mujer que venía detrás de ella la llamaba sin embargo ella seguía ignorandola— Deja que te peine ese cabello.

—No me gustan esas cosas—replicó yéndose hasta el sofá con los brazos cruzados.

—Yo si quiero mami—habló la niña de cabello rubio que se acercaba a su...¿madre?

Si, Sejmet—recordé—era la misma mujer de las fotos.

Entonces lo entendí, estaba en otro lugar, estaba viendo todo desde un punto diferente, estaba viviendo el pasado de las trillizas..., un mundo paralelo o algo así.

Se veían tan pequeñas que tenían, no sé, ¿cinco años quizás?

No podían verme, ni tocarme aunque yo estuviera justo en medio del salón viendo todo.

—¿Dónde está Hades?—preguntó la que era Hera molesta a su madre.

Su madre estuvo a punto de contestarle pero se quedó callada cuando dos hombres grandes aparecerecieron por la puerta.

Zeus Tenebris y Cronos Badness..., los padres de los hermanos Badness y las trillizas Tenebris. Los mismos del álbum de fotos, pero tenerlos así de frente era impresionante. Eran tan grandes y imponentes que ni siquiera parecían reales.

DIOSES, BRUJAS Y TRONOS (Lágrimas de fuego y sangre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora