22. Noche de luces

29 3 0
                                    

🐼: Canción Confident
Intérprete Demi Lovato.
Canción Animals
Grupo: Maroon 5

𝓜𝓲𝓬𝓪𝓮𝓵𝓪

Salí a tomar un poco de aire fresco. No podía escuchar esa conversación entre Grace y Leo sobre el estado de mamá. Un coma etílico, un maldito coma etílico. Los vecinos la encontraron inconsciente en el piso cuando fueron a pedirle que por favor, bajara el volumen de la música. Lograron actuar rápido cuando comenzó a ahogarse con su propio vómito. Justo el día del aniversario de la muerte de papá. Cerré los ojos dejando que el aire golpeara mi rostro. La discusión con Ethan ayer sigue pegada en mi mente. Es la primera vez que lo veía actuar así, como un completo idiota y no entiendo el porqué. Supongo que nunca conoceremos del todo a una persona, en especial nosotros; unos perfectos desconocidos.

— ¡Ela! —abrí los ojos y Jennie corrió hacia mí.

— ¿Qué?

Me abrazó con fuerza. Cuando rodeé su espalda, sonreí al notar lo mucho que recuperó su peso adecuado y que no la había visto desde que empezaron las vacaciones. Y me odié en ese momento, por no estar junto a ella durante su proceso de recuperación, por estar solo pendiente de mí, de cómo resolver mis problemas económicos, peleando con mi madre y ahora, con Ethan.

— ¿Qué estás haciendo aquí?

— Tonta niña —se separó limpiando una pequeña lágrima. Cortó un poco su cabello pero sigue el rojo radiante—. ¿Por qué no me dijiste nada?

— No quería preocuparte.

— ¿Preocuparme? ¡Puras tonterías! Eres mi mejor amiga, nos contamos todo para no atravesar la tormenta solas.

— No lo sé, Roja. Me siento bajo un montón de basura, cemento, una capa de mierda y luego yo.

— Por qué no entramos y hablamos ¿sí?

— Hoy es la presentación, no deberías estar aquí.

Se encogió de hombros y me mostró una sonrisa enorme pero reconfortante, de esas que pueden arreglar tu día.

— Es en la noche además, ¿creíste que estaría allá sabiendo que mi mejor amiga está pasando un mal rato? Jamás.

Sonreí débilmente y asentí.

Nos sentamos en el área de la cafetería y compré un pedazo de cheesecake que a ambas nos gusta mucho. Le conté sobre la situación delicada en la que se encuentra mamá y nuestra discusión días antes de que todo se viniera abajo. Ella me escuchó con mucha atención asintiendo de vez en cuando para hacerme saber que estaba escuchando. Cuando terminé, me preguntó:

— ¿Por qué nunca me lo dijiste? —abrí la boca para responder pero me interrumpió— No digas que fue porque no quería preocuparme. Tú misma me has dicho que no es bueno tragarse todos esos sentimientos y emociones. Somos como una olla de presión ¿recuerdas?

— Sabes que me cuesta relacionarme y hablar sobre mí. Específicamente eso.

— No somos desconocidas, Ela.

— Lo sé. Ya te lo he dicho, Roja; odio que sientan lástima por mí.

— ¿Quién dijo que la siento? —levantó las cejas y probó un pedazo del dulce. Sus ojos se abrieron mucho— Wao, está riquísimo.

— ¿En serio? No le tenía muchas esperanzas, la verdad.

Probé un poco y mi reacción fue exactamente igual a la de ella. Compré lo que se veía un poco más agradable a la vista de igual manera, Grace me lo recomendó la vez pasada con el incidente en el tren y el cuello ortopédico.

La chica de las estrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora