Taehyung, el carismático presidente de la clase 2B, es el estudiante modelo, compañero ideal e hijo perfecto. Ha mantenido por años una vida tranquila, calificaciones excelentes y una maravillosa amistad con Park Jimin, a quien considera su alma gem...
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Cuando tuvo ese pequeño presentimiento de que Eunwoo insistiría con su disculpa por el resto de la semana, no imaginó que eso significaría tenerlo llamando a su puerta todos los días mientras le llevaba alguna delicia culinaria que la señora Cha preparó para él y su convaleciente madre.
No podría quejarse, en realidad ser liberado de sus labores en la cocina le facilitaba el hecho de cuidar a su mamá, pero también lo ubicaba en una posición complicada. Jungkook creó sobre sí mismo una fuerte cubierta que lo resguardara del dolor provocado por las malas acciones de las personas. Sin embargo, cada vez que alguien se mostraba amable con él, le era difícil mantener su máscara fría.
—Veo nuevos músculos en ti, Jeon. ¿Sigues practicando box?
Negó.
—Baile. —respondió con suficiencia.
En el pasado le hubiera avergonzado admitir lo mucho que disfrutaba pertenecer al grupo de danza de la escuela, pero Seúl le demostró lo increíble que puede llegar a ser cada práctica junto a un grupo de personas tan talentosas y llenas de energía.
—Siempre fuiste muy bueno en ello, me alegra que no lo dejaras. —admitió Eunwoo antes de lanzarle un par de guantes— Pero, aún quiero volver a tener una pelea de box contigo.
Jungkook jamás podría estar al nivel de Eunwoo en cuanto a box se tratara, sin embargo, su lado competitivo no le permitiría retractarse. Ambos se colocaron el equipo necesario y caminaron hasta el jardín de la familia Cha donde tenían adaptado un pequeño espacio para los entrenamientos de box, era algo demasiado improvisado y rustico, pero funcionaba.
—Entonces, si te dejo ganar, ¿Me perdonaras por la horrible persona que fui?
—Si me dejas ganar, te romperé la cara en serio. —espetó— No necesito tu lástima.
Jungkook soltó aquellas palabras con un significado más profundo. No quería que Eunwoo se comportara diferente por su intrínseca culpa. Después de todo, él no era alguien verdaderamente rencoroso, pues a pesar del horrible episodio que vivió en sus últimos meses en Busan, no guardaba odio por la situación y si la disculpa de su antiguo vecino era sincera, él podría superarlo y seguir adelante.
A diferencia de lo que ocurría con Taehyung...
Comenzó la pelea con Eunwoo y realizó sus movimientos de acuerdo con la escasa técnica que recordaba, no era perfecta, pero lo intentaba. Sin embargo, a tan solo unos segundos de haber iniciado, su mente terminó viajando entre intensos pensamientos.
Jungkook no dejaba de preguntarse qué rayos tenía Taehyung para atraerle de esa manera. Él era, irremediablemente, muchas de las cosas que odiaba, chico excesivamente perfecto, arrogante, inseguro de sus emociones y volátil, pero poseía también esas raras características que lo enloquecían. Su dulzura, su particular sonrisa, su esponjoso cabello y su apasionada forma de tocar el violín.
