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Contra todo pronóstico, finalmente había llegado el tan anhelado sábado y con este, su primera cita con Jungkook. A pesar de las intensas emociones de la semana y haberse recriminado en más de una ocasión por no tener el coraje necesario para decirle la verdad a Jimin, Taehyung pudo planear lo que consideraba era la mejor salida posible en todo el universo.

El hecho de tener en común tantas cosas con Jungkook, le facilitó el trabajo de pensar en algo que pudieran hacer. Además, luego de la tarde en la heladería, debía admitir que estaba realmente deseoso por volver a compartir con él un tiempo a solas.

Se miró por última vez al espejo antes de salir de casa. Agradeció que su madre estuviera lo suficientemente ocupada para no oponerse a que él pudiera tener algo de diversión en lugar de quedarse estudiando en su habitación todo el fin de semana.

Esponjó ligeramente su cabello de manera que sutiles rizos castaños cubrían parte de su frente y acomodó el abrigo beige que decidió utilizar sobre su clásica camisa blanca de botones. Taehyung era consciente de que su estilo no podría ser considerado moderno o urbano, pero el toque retro de sus pendras lo hacía sentir como uno de los músicos a quienes tanto admiraba.

—¿Tendrás una salida especial, hijo? —preguntó curioso su padre al verlo bajar las escaleras luciendo tan cuidadosamente arreglado.

—Sólo iré con un amigo. —respondió evitando la mirada del mayor, estaba demasiado nervioso para admitir la verdad.

—¿Seguro? Cualquiera que te vea pensaría que irás a una cita —insistió Hyojong con una sonrisa mientras se acercaba para escanear su vestimenta—. Digno hijo de tu padre, TaeTae. Luces muy guapo, e incluso hueles demasiado bien.

—Ya, papá, basta —se quejó haciendo un pequeño puchero y antes de que su padre pudiera avergonzarlo más, salió corriendo de la casa.

Era cierto que estuvo planificando su atuendo con demasiado cuidado, optando no solo por utilizar las prendas que más le gustaban, sino también por aplicarse una de las mejores fragancias que tenía. 

Aquella era la primera cita verdadera que tenía y deseaba que fuera tan perfecta como alguna vez la soñó.

Si bien en sus fantasías era el adorable y atractivo príncipe el que lo invitaba a pasear en su elegante carruaje por los hermosos jardines de un palacio, haber sido él quien invitara a Jungkook lo hizo sentir de una manera diferente, mucho más tranquilo y seguro sobre lo que sucedería.

Y, siguiendo su propia ensoñación romántica, decidió comprarle un bonito ramo de flores que le entregaría cuando pasara por él a su casa. Sabía que, entre los dos, Jungkook podría considerarse el más rudo y fuerte, por esa razón, deseó sorprenderlo con un gesto que estaba seguro nadie más había tenido con él.

Que Jungkook fuera un príncipe de belleza fría, no significaba que no mereciera un detalle extrañamente cursi.

Al llegar a casa del azabache, pensó que su corazón podría salirse de su pecho por lo fuerte que latía. Era una clase de nervios que no había experimentado antes, y, aunque lo hacía sentir algo temeroso, no era una emoción negativa. De hecho, le gustaba.

Tocó el timbre y acomodó una vez más el ramo que llevaba en sus manos, contenía una gran variedad de flores de las cuales no recordaba su nombre, a excepción de las prominentes gardenias que el vendedor se encargó de colocar una vez que le explicó que eran las indicadas para un romance que iniciaba.

—Señor Namjoon —Taehyung hizo una reverencia a manera de saludo cuando el padre de Jungkook abrió la puerta.

—Que bellas flores, Taehyung. —halagó Namjoon sin ninguna clase de malicia, pero su cumplido fue suficiente para hacer que el castaño se avergonzara. — ¿Son para Jungkook?

Two Loves | KookV♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora