Prólogo

292 17 2
                                    

De mí,
para ti:

El amor no duele, duele todo lo que confundes con amor.



El amor no duele, duele todo lo que confundes con amor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Había logrado que no rebotara mi pregunta.
1/5 , capaz me llevaba más de cinco.

No pude formular otra pregunta porque volví a saborear los residuos que habían quedado en mi boca, lo que daría por una botella de agua en estos momentos. El cielo se tornó de un fuerte color naranja.

Volví a tomar la cámara y hacer lo mío.

—¿Sabes como se le llama a esta fascinación que tienes por los atardeceres? —encarne una ceja, viéndolo.

—Lústrame —agregue, burlona.

—Opacarofilia, amor por admirar o disfrutar los atardeceres —explicó.

Eso no lo tenía almacenado en mis conocimientos. Sonreí volteando a ver de vuelta el paisaje. Así que ahora mi amor por esto tenía nombre, sonaba raro.

Me pasaría la vida viendo el cielo y los atardeceres.

—También me gustan los atardeceres —volteé para verlo con intriga, quería que siguiera hablando más. — . Para mi representan lo efímero.

—¿Efímero?

—Breve, fugaz, momentáneo, pasajero —me miró. — . Lo que solo dura un día.

Indague en su mirada tratando de buscar una respuesta más clara.

A pesar de que me dejó pensativa sobre su definición de un atardecer, me gustó, al menos dijo algo sin tener que preguntárselo antes. Tenía una idea melancólica sobre aquello.

—Para mi es como emociones, me siento feliz cuando lo veo. Como enamorarse. Va y viene, te da emoción esperarlo, saber que al final del día estará ahí —tomé aire para seguir expresándome — . Un atardecer no termina allí, genera un recuerdo feliz que quedará siempre con nosotros.

—Sigue siendo efímero —agregó, mirándome con los ojos entrecerrados.

Este hombre era imposible.

—En lo efímero no existe un después, pero en cambio, siempre habrá otro atardecer, que te hará volver a sentir lo mismo, o incluso más.

Soltó una risita y miró al cielo para luego tumbarse sobre la tierra.

—Tienes razón.

¿Me dio la razón?
2/5

Otro atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora