Capítulo 8

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AVA PAIGE

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AVA PAIGE

Noviembre es mi mes favorito, después de octubre que es donde yo nací. En noviembre el clima era fresco, eso significaba que diciembre estaba a la vuelta de la esquina, una de mis épocas favoritas del año. Antes podía decir que la odiaba, odiaba tener que salir de mi cuarto solo para verle las caras a mis familiares, pero ahora, todo eso cambio y me siento más que feliz de poder celebrarlo con las personas que más amo.

También en este mes los climas de lluvia abundaban cada cierto tiempo, me gustan los días así, y suena raro viniendo de una chica divertida y colorida por mi cabello y mis ojos, eso le quedaba al tal Ethan. Los días grises me decían que hasta la naturaleza no siempre está bien, aunque no tuviera nada que ver... me sentía de esa manera.

—¿De verdad quieres salir con el clima así? —preferiría quedarme en cama, con un chocolate caliente y ver alguna película de terror, pero eso a mi amiga no le parecía buen plan.

—Es probable que Ethan vaya —dijo, levantando la ceja. No entendía a qué se refería con eso.

—Pude haber estado muy borracha esa noche, pero vi que estaban juntos cuando nos íbamos —solté un suspiro y seguido de eso rodé los ojos.

—No, no va por ahí la cosa.

Ella soltó una risita y golpeó mi hombro con fuerza balanceándome un poco hacia atrás. Gruñí por el dolor que había provocado mientras me acariciaba la zona.

—De todos modos, tiene muchos problemas con su padre —hice un gesto con mi boca.

—¿Por qué? —ella me miró desde la cama, moviendo sus pies con diversión.

—Bueno, le molesta que su hermano... —dejó lo que estaba diciendo en el aire para prestar atención a su teléfono. —Mierda, Avie —volvió la vista a mí, con sorpresa. —¡Es en casa de Adam! —chillo.

Fruncí el ceño confundida de lo que me había dicho. Mire a mi frente tratando de recordar, pero nada aparecía nada allí.

—¡Adam Baker! —volvió a chillar muy cerca de mi oído provocando que me alejara un poco de ella.

Me esforcé en buscar tal nombre en los recuerdos de mi cerebro, hasta que encontré al ruloso muy en el fondo. Es un chico de ojos color avellana, muy lindo a decir verdad. Amelia estuvo enamorada de él toda la primaria y aún lo estaba solo que ahora si vivía la vida y sabía que no se fijaría en ella.

Yo le decía que eran tonterías, cualquiera se fijaría en ella, pero gracias a que el chico es el capitán de atletismo en nuestra secundaria eso lo hacía una especie de chico inalcanzable para otras.

Otro atardecer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora